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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
9
Drama La acción se desarrolla a finales del siglo XIX en una fábrica textil de Turín. Los obreros reivindican la reducción de la jornada laboral de 14 a 13 horas, para evitar los accidentes que provoca el cansancio. La aparición del extraño y entrañable profesor Sinigaglia (Marcello Mastroianni) hace que la protesta desemboque en huelga. La película, que oscila entre el sainete y la tragedia, presenta una galería de personajes antagónicos: ... [+]
5 de septiembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Monicelli fue uno de los mejores directores italianos en una época en que el cine transalpino levitaba. Cuesta pensar que el autor de tan excelentes comedias sea el mismo que nos embarca en este drama obrero del siglo XIX. O, quizá no tanto, ya que, pese a lo terrible de lo narrado, no se renuncia al sentido del humor, como refleja ese entrañable profesor caracterizado por Marcello Mastroianni, un actor extraordinario, por cierto, al que hay que revindicar.

"Los camaradas" logra, gracias a la buena mano de sus intérpretes y director, evitar caer en el mero panfleto. El mundo que refleja es complejo, no se edulcora absolutamente nada de las espartanas condiciones de los trabajadores, si bien también se muestra una atmósfera de tonos grises. Solamente hay que pensar la astuta jugada de presentar a no de los esquiroles como un personaje muy agradable. Avisa a sus compañeros cuando no va a hacer la huelga, se niega a denunciar a sus "camaradas" ante la presión de los chupa-tintas de sus superiores (curiosamente, más déspotas en su trato que los propios dueños de la fábrica) y se ve arrastrado por las muchas bocas que debe alimentar, pero no es presentado como ningún traidor.

Conforme el film avanza, uno va viendo los peligrosos paralelismos con el presente. La incomprensión y la falta de empatia por parte de quienes controlan los medios de producción. Tampoco se cuentan mentiras sobre la violencia de los activistas, las peleas que rueda Monicelli son cutres en el mejor sentido de la palabra, callejeras y de pedradas en la cabeza, no son nada épicas, sí muy peligrosas. Remar cada uno la rueda para su molina llevará a empleados de distintas industrias a batirse entre ellos por un trozo de pan.

Todo nos va llevando a ese final memorable del que no diremos nada por respeto a quienes aún no la hayan visto. Comparada con otra obra maestra, "Metrópolis", deja la sensación de que no se nos vende la fórmula de la felicidad, que queda un largo camino por recorrer en esa lucha difícil e incierta.

Un testimonio único.
El Libanés
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