Me resulta difícil creer que la mezcla de talento de George Cukor por un lado, y el tandem Hepburn-Tracy por el otro, que tan grandes momentos han dado a la historia del cine, perpetren una película sin argumento, sin gracia y sin lógica.
El film trata del encuentro de una deportista con un manager que la entrena para que triunfe en el tenis y en el golf, y por otro lado un novio que pone nervioso a la chica que se acaba enamorando del manager. Contado así el argumento resulta bastante tonto, pero es que la ejecución de la historia no mejora tan flojas espectativas.
La mitad de la película, y no exagero, consiste en ver las dotes atléticas de Hepburn disputando partidos de tenis, de golf y entrenando, y entre medias, una trama tontorrona, poco elaborada, nada graciosa, y en ocasiones muy mal interpretada.
La única curiosidad es ver a Hepburn competir con deportistas de verdad, y algunas escenas donde se ve una clara complicidad personal de esta con Tracy, entrañables, pero significativas de la escasa motivación de un film flojo, pobre, poco trabajado, donde Cukor hace de vidoaficionado para la pareja y las aficiones, reales, de Hepburn.
Lo dicho, floja, pobre, sin gracia, no me estraña que sea uno de los títulos más olvidados de la pareja y su director.