Clint Eastwood es indiscutiblemente ya un inmortal del cine americano, tiene un pulso preciso y clásico a la hora de hecer películas y suele ser solvente en la mayoría de ellas, sobresaliendo por encima de lo normal en alguna (Million Dollar Baby).

Solvencia y pulso narrativo es lo que demuestra Eastwood en esta película, narrando como siempre, sin grandes alardes, una historia sin altibajos y siempre interesante. Aquí el gran Eastwood se acerca a ese mito viviente que es Mandela, realizando una buena película en la que Morgan Freeman destaca en la interpretación del protagonista.

Si bien, la película no llega a estremecer (Eastwood es así), tampoco sufre ningún bajón, ni pérdida de interés en ningún momento, el ritmo es adecuado sin ser vibrante, y las escenas de masas y de rugby están correctamente rodadas, el retrato de Mandela resulta muy veraz y cercano y en suma la película es entretenida.

¿Está este film a la altura del personaje que describe? Quizás aquí gana a los puntos Mandela, parece que podría haberse hecho un pelín más con este material, pero seguro también que una mayoría de directores hubieran hecho bastante menos (y Oliver Stone vete a saber), en cualquier caso el sabor que deja como film de entrenimiento es bueno, Freeman está enorme, y creo que se sale del cine teniendo una idea bastante certera de lo que pasó en Sudáfrica aquellos días.

Aprovecho esta crítica para volver a recomendar de forma explícita la versión original subtitulada, con carácter general, pero particularmente en esta película, creo que el acento y entonación de Morgan Freeman suponen dos tercios de su interpretación, y el esfuerzo del resto de actores por dar con ese inglés sudafricano que hablan allí es notable.

Recomendable.