Nos encontramos con un film que realmente y desde el punto de vista conceptual, puede resultar absolutamente convencional, pero al que hay que reconocerle cierto estilo particular, aunque a veces lastra demasiado el ritmo de la película, y en la que resalta de forma mayúscula tanto el personaje protagonista como el actor que lo encarna, Mikael Persbandt.

El film tiene grandes aciertos, además del personaje hay una estética concreta, un estilo, un mundo en el que acabas entrando, y unas canciones que interpreta el protagonista personales e hipnóticas. Por otro lado, como ya he dicho, en el fondo todo es mucho más convencional de lo que parece, sabemos lo que va a pasar y como va a terminar casi desde el principio, y a veces el ritmo es demasiado lento.

Capítulo aparte es Mikael Persbrandt, para mi uno de los actores más grandes del cine actual, al que desearía ver cruzando el oceano hacia latitudes hollywoodienses. Su presencia, su personalidad, los múltiples matices en su interpretación hacen que esto sea lo mejor y más interesante de un film, que sobre todo levanta él, y que sólo por él paso del 6 al 7.