Me encuentro ante una pequeña decepción, ya que a las buenas críticas que había cosechado el film en los festivales en los que había sido presentado, se unía una historia más que sugerente, dirigida por uno de los directores contemporáneos más estimulantes.

A partir de ahí, y con tan buenas premisas, asistimos a un film de impecable factura, sin nada formalmente malo que reprocharle, pero donde no hay ni emoción, ni chispa ni esa furia que también sabe transmitir en su cine Cronenberg.

La intensidad de las relaciones entre Freud y Jung es de un perfil tan flojo que su desencuentro ni lo vemos ni lo sentimos, el papel de Vincent Cassel, queda en anecdótico a pesar del peso histórico de su personaje, y la relación Knightley-Fassbender no transmite pasión ni peligro alguno. Conclusión, los personajes y sus relaciones acaban teniendo un carácter bastante anodino.

No obstante, y aunque pudiera parecer un tanto contradictorio, al mismo tiempo, lo que más me gusta de la película son las interpretaciones del triángulo protagonista, todos están solventes y muy creíbles en sus recreaciones.

A pesar de todo la película no me transmite, la evolución de los personajes no me parece bien tratada, y todo acaba siendo una sucesión de conversaciones con poca intensidad, cuyos matices y trasfondos, si es que los hay, a mi se me escapan.

Simplemente correcta.