Stalker, la segunda obra maestra que consiguió Tarkovsky , nos traslada a La Zona, un lugar completamente de origen desconocido. Unos piensan que se trata de un lugar provocado por un meteorito que cayó hace años, otros la zona de aterrizaje de una cultura extraterrestre.
Lo curioso de La Zona, y lo que llama la atención de los curiosos, es el lugar llamado "la habitación", donde al parecer, se cumplen los deseos más profundos.
Los "stalkers" son los encargados de guiar a las personas que lo deseen por los peligros de La Zona, que son muchos, hasta llegar a la habitación. Estas personas son gente desdichada, en este caso, un escritor y un científico, cada uno con sus intereses personales, que buscan sobretodo encontrarse a sí mismos, saber si son buenas personas, la felicidad perdida...
La perfección técnica de la obra, la capacidad del director para transportarnos realmente a los lugares que se muestran, la extrema belleza de las imágenes, las interpretaciones magistrales de sus intérpretes, convierten al film en una obra maestra más allá de las posibles explicaciones que se hagan del argumento. Como ya haría en otras obras de su filmografía como Solaris, Andrei usa magistralmente los tonos sepia, con el color en las escenas de La Zona.
Tarkovsky nos muestra aquí su gran madurez artística, a través de un estilo único, donde deja de lado los cánones del cine contemporáneo, para involucrarnos y envolvernos en el viaje a lo desconocido.
A pesar de ser una obra maestra, se puede nombrar como incoveniente, las limitaciones a la hora de mostrar de forma metafórica a un dios personal, que existe en un lugar concreto, en vez de mostrar al dios de Spinoza o Einstein.
Mi puntuación: 9’3