Doy gracias, en esta Semana Santa que no se acaba nunca, en la que se me ha juntado la alergia con un resfriado, por haberme encontrado con este brillante remanso de paz, algo que por fin, durante estos días, ha valido la pena.

Prevenge es una deliciosa película, narrada con mucho estilo (sin caer en la pedantería ni en el gafapastismo), humilde a su manera, que cuenta una historia y además, transmite. La música, a partir de sintentizadores, es bonita y también hipnótica, al igual que su elenco de personajes, muy bien dibujados (sí, glorioso el DJ), cada uno un friki a su manera.

La idea, sencilla, de un feto dictando a su madre órdenes de venganza, me parece más bien una excusa para mostrar ese universo íntimo, carismático, que está tan bien descrito, que tiene vida. Todo mezclado con un humor muy negro y situaciones muy divertidas, sin despreciar una parte de reflexión sobre la maternidad, sobre la soledad y sobre el dolor del alma (no estoy de acuerdo, como dicen otras opiniones, en que la película pierda cuando se mete en estos campos; en mi criterio, queda todo muy bien trabado).

Entretenida de principio a fin, muy bien interpretada por quien es al mismo tiempo su directora y guionista, me parece una de esas películas que, a poco que te descuides, se colarán en tu top ten emocional. Sí que guarda cierto parecido con Sightseers, pero Prevenge me parece bastante mejor.