Delicioso corto de Pixar donde el origen de la vida se resuelve a través de nubes y cigüeñas.

Sobre un cielo pastel, alejados de la reinante felicidad que les rodea en su destino de parias, Gus y Peck obsevan cumplidores los dictados de un mundo en el que la pluralidad les ha otorgado su peor parte.
Pertenecen a esa clase de desposeídos cinematográficos que nos ofrecen ternura, nos conmueven y nos arrastran emocionalmente hacia lo mejor de nosotros mismos.

Son el algodón, aquí agridulce, de una feria de la vida cualquiera.