Quizá dentro de 30 años se haga una película sobre Mourinho, sus triunfos y su arrogancia. A unos les parecerá un cretino, a otros un tío con carácter y un ganador. Con Brian Clough pasa algo muy parecido, sólo que tres décadas antes, con un fútbol distinto al de hoy día. Tom Hooper consigue convertir una apasionante historia que, a primera vista sólo interesaría a los futboleros, en una historia humana, donde se desatan los celos, envidias, rencores. En definitiva, una historia de los sentimientos que cualquier persona ha sentido en algún momento de su vida.
Excelente narración y excelente ritmo, la convierten, para mi gusto, en la mejor película sobre fútbol (aunque en el transfondo va más allá) que se haya hecho nunca, a la vez que confirma a Tom Hooper como un gran director con enormes posbilidades. Quizá algún día pueda decir: "No digo yo que fuera el mejor director del ramo. Pero siempre ocupé el primer puesto en la clasificación general".