Sin llegar a ser una maravilla, la cinta es una buena muestra de un género poco explotado en España como es el cine negro. Narra como un recién salido de la carcel intenta hacer fortuna en el negocio de pasar droga en los barcos de pesca de Galicia. Sus comienzos son obscenos y desagradable, con el personaje de Silva haciendo gestos horribles de drogadicto asqueroso, pero a medida que avanza descubrimos que a su lado se encuentra uno de nuestros mejores actores, ese sin duda es el gran Carmelo Gomez. La trama es un ejercicio de saber el personaje que quedará vivo y como se resolverá una trama con muchos factores. El desenlace es muy bueno, al estilo español con picaresca y descaro.