Jim Sheridan realiza este remake de una película danesa en el que se nos narra la relación entre dos hermanos muy distintos, Sam (Tobey Maguire) y Tommy (Jake Gyllenhaal). El primero es un admirado marine, mientras que el fuerte carácter del segundo (quien acaba de salir de la cárcel) crea un malestar generalizado entre sus allegados. Cuando Sam es destinado a Afganistán Tommy inicia un acercamiento (a pesar de ciertas reticencias iniciales) hacia su familia política, es decir, hacia su cuñada Grace (Natalie Portman) y sus dos sobrinas, Isabelle (Bailee Madison) y Maggie (Taylor Geare).

La película se beneficia de la presencia de un fantástico trío protagonista, siendo Maguire (cuyo personaje es el más complejo y emocional del reparto) quien acaba destacando por encima del resto. Y, aunque el resultado final es francamente bueno, tanto por el trabajo de los actores como por la eficaz mezcla de drama familiar y cine bélico (he de reconocer que me interesa más el drama familiar, por muy manido que esté), el largometraje mantiene siempre una distancia prudencial con respecto a varios de los asuntos más peliagudos que expone, provocando en el espectador cierto distanciamiento. Distanciamiento que, eso sí, no eclipsa (ni mucho menos) las virtudes expuestas anteriormente.