James Stewart protagoniza esta película de espías de andar por casa (nunca mejor dicho), en ella da vida a un fotógrafo convaleciente (tiene una pierna escayolada), cuyo entretenimiento consiste en espiar a los vecinos del edificio de enfrente. Pero pronto el humor cotidiano de las vivencias ajenas se torna terrorífico cuando cree haber presenciado un asesinato.

Del mismo modo que nadie debería atreverse a cuestionar el talento de Alfred Hitchcock para las historias de suspense, tampoco se debería menospreciar su más que evidente (aunque atípica) comicidad. Trabajos como La ventana indiscreta dan buena muestra del arte del director en ambos géneros, ya que la misma se compone de un primer acto cuasi cómico (esos vecinos que duermen en la escalera de incendios, la mujer que baja a su perrito a la calle con una cesta, la bailarina sexy rodeada de tipos poco atractivos, los músicos y sus fiestas…) y de un devenir más encaminado hacia el thriller o el suspense. De todas formas, y a pesar de lo interesante del conjunto, resulta más gratificante (e intenso) el último acto.

La película no sólo se beneficia del buen hacer de su director, sino también del magnífico trío protagonista (James Stewart, Grace Kelly y Thelma Ritter) y de un guión que aúna varios géneros sin que el resultado final chirríe. La ventana indiscreta es un clásico imprescindible para los amantes del buen cine en general y del trabajo de Hitchcock en particular.