La trama de esta película, basada (muy libremente) en hechos reales (los crímenes llevados a cabo por Manuel Blanco Romasanta, quien perjuraba estar bajo un hechizo que lo convertía en hombre lobo), narra los brutales asesinatos que tienen lugar en los alrededores de un bosque. Asesinatos que parecen cometidos por algo medio humano medio animal y que mantienen en vilo a los lugareños, incluidas tres hermanas que viven junto a un frío mercader llamado Manuel Romasanta (Julian Sands).

Es una verdadera lástima que una producción tan interesante a nivel ambiental (cuidadísimo en todo lo que tiene que ver con vestuario, fotografía, localizaciones o decorados) e interpretativo (incluso Pataky resulta creíble, todo un tanto que se apunta Plaza) acabe yéndose al traste por el poco provecho que se saca a la historia (más cercana al romance gótico que al terror sobrenatural) y a los momentos de tensión (aunque haberlos, haylos). El intento es loable, pero los resultados mejorables.