Alexandre Aja es un cachondo, sólo así se explica que haya sido capaz de coger una serie B de culto (recordemos que esta película es un remake del famoso largometraje de Joe Dante) y transformarla en un festival de sangre y tetas. Y lo que es mejor: ¡en tres dimensiones!

La historia es bien sencilla (unas pirañas que permanecían atrapadas en el fondo de un lago son liberadas accidentalmente) y sólo sirve de excusa para mostrar un buen puñado de escenas grotescas (los monstruitos del título demuestran su voracidad a la mínima oportunidad) salpicadas de humor y desnudos gratuitos.

En estos casos no hay que buscar buenas interpretaciones o un guión elaboradísimo, basta con que, tal y como aquí ocurre, no haya demasiados tiempos muertos. Y en eso (como en otras cosas, véase su desprejuiciado sentido del humor) Aja parece un experto, ya que la película va directa al grano, dura poco y sus efectos son más que notables teniendo en cuenta su pírrico presupuesto. Eso sí, se ve con facilidad pero se olvida todavía con más facilidad.