Quién podría imaginar que tras una retahíla de malas (malísimas) elecciones, y cierta sobreexposición (en parte por su muy publicitada relación con Jennifer Lopez) pública, el bueno de Ben Affleck resurgiría como talentoso (basta comprobar cómo se enfrenta a las escenas de acción) director. Con Adiós pequeña, adiós (Gone Baby Gone) ya dio mucho de qué hablar, pero es con este trabajo con el que se convierte definitivamente en un cineasta a tener en cuenta.

Affleck dirige pero también interpreta a uno de los ladrones protagonistas. Un tipo que tras un complicado atraco inicia una, igualmente complicada, relación con la directora del mismo (Rebecca Hall) sin que ésta sepa a qué se dedica. El hecho de querer abandonar la vida delictiva e iniciar una nueva junto a su joven amor precipitará los acontecimientos.

Aunque hay varios puntos mejorables (por ejemplo la subtrama amoroso que protagonizan los personajes de Affleck y Hall), la película brilla tanto por la excelente labor de Affleck tras las cámaras (demostrando ser mejor director que actor) como por contar con un buen grupo de intérpretes (a destacar las actuaciones de Renner, Hamm y Lively).