Para (casi) todos aquellos que crecieron durante los ochenta esta película es muy especial. Y es que Los Goonies marcó a toda una generación gracias a su sabia mezcla de aventuras, humor e intrigas juveniles. Además contó con unos protagonistas carismáticos (atención a su excelente presentación de personajes durante los primeros minutos) y una banda sonora inolvidable (gracias, Cyndi Lauper).

Los protagonistas son unos chavales decididos a encontrar un tesoro que ayude a que la familia de uno de ellos, Mikey (Sean Astin), no sea desahuciada, hecho que provocaría la inevitable disolución del grupo de amigos.

Aunque a simple vista pueda parecer que estamos ante una de esas cintas que sólo pueden ser disfrutadas a una cierta edad y en una época determinada, lo cierto es que la película de Donner ha aguantado con entereza (y dignidad) el paso del tiempo. No importa demasiado que algunas subtramas pequen de tontorronas o su sentido del humor resulte algo desfasado y pueril, Los Goonies es una película ideal para recuperar esa maravillosa inocencia infantil con la que rememorar tiempos en los que soñar con aventuras increíbles estaba a la orden del día.