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Voto de Turbolover1984:
8
7,2
72.615
Cine negro. Thriller
España, a comienzos de los años 80. Dos policías, ideológicamente opuestos, son enviados desde Madrid a un remoto pueblo del sur, situado en las marismas del Guadalquivir, para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. En una comunidad anclada en el pasado, tendrán que enfrentarse no sólo a un cruel asesino, sino también a sus propios fantasmas. (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba a empezar la crítica reflexionando sobre el cine español, sobre esas coletillas que siguen sonando de "que buena es para ser española", "no parece española" y similares. Luego me doy cuenta que es caduco, aburrido e inútil hablar de ello, porque hace ya muchos años que savia nueva viene rompiendo esquemas, tirando por tierra tópicos y que el que siga perdiendo oportunidades de grandes obras por sus prejuicios, allá él. Otro tema es que la propia industria los respete, valore y haga hueco por encima de los bodrios que acaban recibiendo más promoción y resonando en las cabezas mencionadas como "la española que han estrenado".
Yendo a lo que importa, Alberto Rodríguez lleva tiempo apuntando maneras, con obras más que correctas, incluso diría buenas con factores notables, como "7 vírgenes" y "Grupo 7". Cambia la numerología por las marismas andaluzas para rodar "La isla mínima", la que sin duda es, hasta el momento, su obra cumbre. Con una factura técnica impecable, desde su exquisita fotografía, a su notable BSO y todo lo demás, incluyendo una cuidada atmósfera, una exquisita recreación de cada detalle de la época en la que transcurre y unos planos que no están exentos de detalles y no dejan absolutamente nada al azar, igual que su trabajado y cuidadísimo guión.
Hablando de cosas a destacar, hacerlo también por un lado a secuencias sublimes como la persecución en caminos de tierra o toda la secuencia final con lluvia. Por supuesto también las actuaciones, con en general un gran casting, encabezado por Javier Gutierrez que de los dos protagonistas es el que más destaca ya no por Raúl Arévalo tener un papel más comedido y contemplativo, sino por los matices y profundidad que tiene su personaje, siendo uno de los ejes del film de forma paralela a la trama principal, una investigación bien llevada que redondea un thriller de muchos quilates que podría competir ya no sólo en los Goya sino con cualquiera a nivel mundial y resultando un referente del género. Si bien se le sacan muchas comparativas, referencias o inspiraciones para su realización, servidor pensaba que el recuerdo hacia True Detective sería por un factor de simple moda, pero es inevitable hacerlo. Atmósfera, algunos personajes, modo de contarla, los tipos de crímenes investigados y los culpables de lo mismo, junto a escenarios e incluso algunos objetos.
En resumen: Un exquisito y cuidado thriller, de lo mejor que se ha estrenado este año, ya no a nivel nacional sino en general, con una interesantísima trama y un acercamiento al momento de supuesto cambio en España tras la muerte de Franco. Servidor se la ha visto 2 veces en a penas dos días, ejercicio interesante para apreciar y disfrutar de cada detalle y cada plano que tanto se ha trabajado su autor sin las grandes expectativas que llevaba por un lado y sin el ansia de que se resuelva el caso por otro. En ningún caso porque sea una película que deje dudas en el aire ni juegue al giro final, aunque su última escena parece haber confundido a algunos, todo queda claro. Hablando de ello en Spoiler:
Yendo a lo que importa, Alberto Rodríguez lleva tiempo apuntando maneras, con obras más que correctas, incluso diría buenas con factores notables, como "7 vírgenes" y "Grupo 7". Cambia la numerología por las marismas andaluzas para rodar "La isla mínima", la que sin duda es, hasta el momento, su obra cumbre. Con una factura técnica impecable, desde su exquisita fotografía, a su notable BSO y todo lo demás, incluyendo una cuidada atmósfera, una exquisita recreación de cada detalle de la época en la que transcurre y unos planos que no están exentos de detalles y no dejan absolutamente nada al azar, igual que su trabajado y cuidadísimo guión.
Hablando de cosas a destacar, hacerlo también por un lado a secuencias sublimes como la persecución en caminos de tierra o toda la secuencia final con lluvia. Por supuesto también las actuaciones, con en general un gran casting, encabezado por Javier Gutierrez que de los dos protagonistas es el que más destaca ya no por Raúl Arévalo tener un papel más comedido y contemplativo, sino por los matices y profundidad que tiene su personaje, siendo uno de los ejes del film de forma paralela a la trama principal, una investigación bien llevada que redondea un thriller de muchos quilates que podría competir ya no sólo en los Goya sino con cualquiera a nivel mundial y resultando un referente del género. Si bien se le sacan muchas comparativas, referencias o inspiraciones para su realización, servidor pensaba que el recuerdo hacia True Detective sería por un factor de simple moda, pero es inevitable hacerlo. Atmósfera, algunos personajes, modo de contarla, los tipos de crímenes investigados y los culpables de lo mismo, junto a escenarios e incluso algunos objetos.
En resumen: Un exquisito y cuidado thriller, de lo mejor que se ha estrenado este año, ya no a nivel nacional sino en general, con una interesantísima trama y un acercamiento al momento de supuesto cambio en España tras la muerte de Franco. Servidor se la ha visto 2 veces en a penas dos días, ejercicio interesante para apreciar y disfrutar de cada detalle y cada plano que tanto se ha trabajado su autor sin las grandes expectativas que llevaba por un lado y sin el ansia de que se resuelva el caso por otro. En ningún caso porque sea una película que deje dudas en el aire ni juegue al giro final, aunque su última escena parece haber confundido a algunos, todo queda claro. Hablando de ello en Spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por un lado está la trama de los asesinatos. Los tres culpables están claros. Por un lado Sebastián, el que trabaja en la casa, que aprovecha el tener del hotel donde trabajaba panfletos, algunos contratos y alguna cosa más (que acaba ayudando a atar cabos en la investigación, como los regalos de pegatinas y mini tv de Málaga) para engatusar a las niñas y hacerles creer que las puede conseguir trabajo y sacarlas del pueblo, bien para llevárselas al cortijo con este pretexto y matarlas o bien para, una vez usadas, repetir más veces y no matarlas a la primera, teniéndolas comiendo de la mano entre la promesa de trabajo y las amenazas de distribuir las fotos hechas. El gancho para llevárselas era el joven Quini y por último el jefe de la trama es el cacique, el que da trabajo al pueblo y por ello algunos saben algo pero callan, cubren o ignoran. "Tú no sabes como funcionan las cosas aquí" dicen muchos, incluidos policías y el juez. Al final Sebastián muerto, el chaval a la cárcel y el cacique libre.
¿Puede que el policía bajito sea el malo que no se ve en la foto? ¿Qué quiere decir ese momento final? A la primera pregunta, absolutamente no, sería absurdo todo lo demás (partiendo del hecho de que los crímenes se suceden hace años y él estaba en otro sitio con otras cosas) y la película por todos los detalles (ropa, reloj, lo de las manos suaves y el perfume que dicen las niñas y que el policía nota) te muestra y confirma que este era el cacique e incluso ambos intentan ir a por él y es cuando se chocan con el "aquí las cosas funcionan así, si no tenéis pruebas claras, no hago nada".
La interesante trama del policía y su carácter va paralela. Por un lado nos ejemplifican las dos Españas. El policía joven, con ganas de cambio, contra el régimen en un país que se resiste a ello. Como contrapunto el trabajado personaje de Javier Gutiérrez, un torturador del franquismo, que incluso mató en una manifestación y que se libra del castigo y se adapta a su nuevo puesto, manteniendo el perfil bajo. No quiere ser un héroe ni salir en los papeles, deja todos los méritos a su joven compañero al que aunque parezca mentira, admira. Admira su espíritu inocente, su alma sin manchar. Desea que no cambie, que recuerde lo que hizo en ese pueblo y se lo cuente y enseñe a su hijo, mientras él en su vida poco tiene de que sentise orgulloso y tampoco nadie a quien enseñárselo. Prefiere pasar sus días bebiendo y con mujeres.
Aún con un carácter violento presente, tiene claras muestras de arrepentimiento de lo que hizo en el pasado, centrándose en querer compensar en la balanza sus crímenes, encontrando sin descansar en el intento, a los salvajes que secuestran niñas y salvarlas. La mirada de terror al decirle "los muertos te están esperando, pronto" lo dice todo e intenta hacer las paces consigo mismo y seguramente con el miedo a que le espera en el más allá si este existe, viendo que no le queda mucho (mear sangre nunca es buena señal).
Ese "¿Todo bien no?" que le dedica a su compañero al final no es porque estuviera en el ajo, de hecho precisamente por la ayuda en el caso, por el que le haya salvado la vida y porque no quiera meterse en más jaleos denunciando a ese pobre diablo, rompe las fotos de cuando mata a la manifestante y hace la vista gorda, aunque le dedique una mirada de odio y desaprobación ante de que los créditos finales aparezcan.
¿Puede que el policía bajito sea el malo que no se ve en la foto? ¿Qué quiere decir ese momento final? A la primera pregunta, absolutamente no, sería absurdo todo lo demás (partiendo del hecho de que los crímenes se suceden hace años y él estaba en otro sitio con otras cosas) y la película por todos los detalles (ropa, reloj, lo de las manos suaves y el perfume que dicen las niñas y que el policía nota) te muestra y confirma que este era el cacique e incluso ambos intentan ir a por él y es cuando se chocan con el "aquí las cosas funcionan así, si no tenéis pruebas claras, no hago nada".
La interesante trama del policía y su carácter va paralela. Por un lado nos ejemplifican las dos Españas. El policía joven, con ganas de cambio, contra el régimen en un país que se resiste a ello. Como contrapunto el trabajado personaje de Javier Gutiérrez, un torturador del franquismo, que incluso mató en una manifestación y que se libra del castigo y se adapta a su nuevo puesto, manteniendo el perfil bajo. No quiere ser un héroe ni salir en los papeles, deja todos los méritos a su joven compañero al que aunque parezca mentira, admira. Admira su espíritu inocente, su alma sin manchar. Desea que no cambie, que recuerde lo que hizo en ese pueblo y se lo cuente y enseñe a su hijo, mientras él en su vida poco tiene de que sentise orgulloso y tampoco nadie a quien enseñárselo. Prefiere pasar sus días bebiendo y con mujeres.
Aún con un carácter violento presente, tiene claras muestras de arrepentimiento de lo que hizo en el pasado, centrándose en querer compensar en la balanza sus crímenes, encontrando sin descansar en el intento, a los salvajes que secuestran niñas y salvarlas. La mirada de terror al decirle "los muertos te están esperando, pronto" lo dice todo e intenta hacer las paces consigo mismo y seguramente con el miedo a que le espera en el más allá si este existe, viendo que no le queda mucho (mear sangre nunca es buena señal).
Ese "¿Todo bien no?" que le dedica a su compañero al final no es porque estuviera en el ajo, de hecho precisamente por la ayuda en el caso, por el que le haya salvado la vida y porque no quiera meterse en más jaleos denunciando a ese pobre diablo, rompe las fotos de cuando mata a la manifestante y hace la vista gorda, aunque le dedique una mirada de odio y desaprobación ante de que los créditos finales aparezcan.