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España España · S/C Tenerife
Voto de Yerai:
4
Terror Después de estar recluido durante 17 años en una institución mental y tratado por el Dr. Samuel Loomis (Malcolm McDowell), el perturbado Michael Myers (Tyler Mane), convertido ya en un hombre adulto y muy peligroso, logra escaparse el día de Halloween y decide regresar a la ciudad de Haddonfield. Todo aquel que se cruce en su camino corre un peligro mortal. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2008
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale, seamos francos. Cuando vamos a ver una peli de este tipo, lo que buscamos es liberar nuestras neuronas, darnos un descanso, dejarnos llevar por el macabro espectáculo y no pensar mucho. Pero... ¿tan poco?

A Rob Zombie se le olvida que el público deseoso de ver sangre a raudales también tiene sus inquietudes; es decir, no somos una enfervorecida masa que lo único que busca es el chorretón puro y duro. También nos hacemos preguntas. No me refiero a devaneos filosóficos o existenciales, sino que nos puede parecer raro que un hombre sobreviva a una docena de disparos, o que se llegue a la pista de un bebé tan fácilmente décadas después, o que un gigantón recién fugado de la cárcel pase desapercibido en un barrio bienavenido. No nos tragamos todo lo que nos echan.

Un guión incongruente por naturaleza no ayuda mucho para disfrutar de una película, pero bueno... es terror. Tampoco los actores ponen mucho de su parte. Está bien, al género se le permite alguna licencia. Queremos estar encogidos en la butaca y podemos pasar por alto impurezas formales de este estilo. Con tal de que se carguen a alguien de vez en cuando podemos sonreír tranquilos con la convicción de que hemos amortizado el dinero de la entrada.

Pero es que cuando (¡por fin!) vamos a visionar el espectáculo carnicero, la cámara parece poseerse por el baile de San Vito, y nos tortura con una secuencia cargada de planos agitados e inestables que temblequean sin parar. Consecuencia: nos quedamos como pasmarotes mirando la pantalla intentando descifrar lo que acabamos de ver (¿era una oreja? ah... no, no... la nariz). Y a veces, ni eso.

La película se salva por el comienzo, bastante original y que nos obliga a permanecer atentos sobre los progresos del aparente tierno protagonista. De ahí mi cuatro.

Sólo apta para los muy poco exigentes.
Yerai
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