Las películas basadas en hechos reales nunca pueden mostrar la verdad absoluta por mucho que se diga.
Es cierto que en ocasiones se exageran deliberadamente ciertos aspectos que hacen el film más entretenido o interesante.
Pero la realidad real tal cual ocurrió es una utopía en cualquier caso, mucho menos cuando hablamos de personas y sentimientos, a veces ni uno mismo sabe exactamente por qué ha actuado de determinada manera.
Además si hablamos de algo que ocurrió hace más de 200 años y del que solo quedan algunas reseñas de una de las partes implicadas pues la credibilidad todavía pierde más fuerza.
Lo que sucedió entre el capitán Bligh y Christian nunca lo sabremos.
Pero yo sé algunas cosas que son materia clara en cualquier actividad humana.
La principal es que los abusos de autoridad forman parte de nuestra esencia, especialmente en las entidades jerarquizadas como suelen ser el ejército o una empresa. Cuando dejas a las personas a su libre albedrío o bien fomentas o defiendes que la autoridad está por encima de todo el abuso está asegurado. Se avanza muy poco y solo en algunos ámbitos y culturas, como el maltrato de género en occidente.
El uso de la fuerza es un argumento que llevamos en los genes.
Por ello todas esas cosas versiones que se cuentan actualmente sobre que el malo era Christian lo pongo en clara cuarentena. Por supuestísimo que Bligh sería un ogro arrogante, mezquino y abusón, no puede ser de otra manera, la vida en esos navíos debería ser horrible con unos abusos fuera de órbita.
En definitiva me quedo con las versiones anteriores de Brando y Gable que para mí, por razones obvias estoy seguro se acercan más a la verdad.
Seré un romántico o un ingenuo.