Al final de la maravillosa “Regreso al futuro” (1985), Robert Zemeckis ya nos anunciaba una continuación para alargar el chicle de las paradojas temporales con otra entrega en la que Marty McFly (Michael J. Fox), Doc (Christopher Lloyd) y Jennifer Parker (Elisabeth Shue) viajaban con un DeLorean volador al futuro, al 21 de octubre de 2015, para evitar que uno de los hijos de Marty y Jennifer se metiera en problemas. Tuvieron que pasar cuatro años para enterarnos de lo que pasaría en ese futuro que ahora, al día de escribir esta crítica, ya es pasado.

En la secuela, Zemeckis se permite rizar el rizo de las paradojas temporales de una manera tan virtuosa como imaginativa, obligando al sufrido espectador a estrujarse el cerebro para enlazar todas las causas y consecuencias lógicas que provoca un cambio en los acontecimientos. En esta ocasión, el DeLorean no sólo viajará al futuro sino también al pasado, volviendo a recordar los sucesos de la primera entrega y enfocándolos bajo la perspectiva de los nuevos viajeros temporales, que hacen de observadores de ellos mismos.

El guion es una amalgama de explicaciones delirantes pero lógicas que son fáciles de seguir siempre y cuando se haya visto la primera parte, ya que esta secuela se sustenta en los hechos de la primera. Para dar coherencia a la existencia de ambas películas en la misma línea temporal, Zemeckis usa encuadres distintos en escenas repetidas de la primera película, donde se ve a Marty oculto o a Doc intentando no ser reconocido por su otro “yo” del pasado.

Zemeckis le da al sello spielbergiano un enfoque muy personal del cine comercial, en el que no se toma por tontos a los espectadores ofreciendo productos prefabricados sin detenerse a elaborar ni guiones ni personajes, pero el caso de esta “Regreso al futuro 2” y de su primera parte son ejemplos casi extremos en ese sentido. No es de extrañar, por tanto, esa legión de seguidores que han tenido desde el primer momento, y que aún fascina a muchos en estos días en los que se ha recordado el “aniversario” de la llegada de Marty McFly y compañía a nuestro presente, no tan diferente del que imaginó Zemeckis hace ya 26 años.

La tercera y última entrega, algo más floja, se rodaría a la misma vez que esta segunda parte, pero ya sin tanto desbarajuste temporal y centrándose exclusivamente en el Oeste americano.

“Regreso al futuro 2” se hace muy recomendable sobre todo para los que han visto (y recuerdan bien) la primera parte, y se alza como una de las más entretenidas secuelas del cine comercial.