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Voto de Richy:
6
7 de marzo de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevamente tenemos a Joel Schumacher con una idea magnífica entre las manos que la deja escapar de la forma más tonta. "El número 23" plantea una premisa interesante como ejercicio de trastorno obsesivo, pero nunca llega a profundizar en el tema.
Es la historia de Walter Sparrow (Jim Carrey), un simple cazaperros, que se ve atrapado por un libro que su esposa, Agatha (Virginia Madsen) le ha comprado mientras lo esperaba en una cita. El libro trata de la historia del detective Fingerling (Jim Carrey de nuevo), y Walter descubre conforme lo va leyendo que el autor, un tal Topsy Kretts, cuenta una historia muy parecida a su vida, e incluye una misteriosa relación entre el número 23 y todo lo que le rodea. A partir de ahí, la pesadilla de Walter no ha hecho más que comenzar...
El filme se alimenta de una estética siniestra y caricaturesca, sobre todo en las partes donde se escenifica la historia del libro. La obsesión de Walter no llega a ser creíble, en parte por culpa de Jim Carrey que, sin hacerlo del todo mal, no se puede quitar de encima la sensación que deja en el espectador de estar viendo otra actuación cómica suya. La cinta se cimenta en los delirios de su personaje, los cuales no son muy creíbles y tampoco lo es la historia en sí. A pesar de ello, el ritmo que imprime Shumacher la hace por lo menos entretenida.
Las referencias al 23, número primo que ha hecho correr ríos de tinta en la literatura conspiranoica, son abundantes en todo el filme tanto directa como indirectamente, pero da la sensación de que es todo una mera excusa para darle un papel dramático a un actor que es el paradigma del encasillamiento.
Sofisticado entretenimiento, pero poco más.
Es la historia de Walter Sparrow (Jim Carrey), un simple cazaperros, que se ve atrapado por un libro que su esposa, Agatha (Virginia Madsen) le ha comprado mientras lo esperaba en una cita. El libro trata de la historia del detective Fingerling (Jim Carrey de nuevo), y Walter descubre conforme lo va leyendo que el autor, un tal Topsy Kretts, cuenta una historia muy parecida a su vida, e incluye una misteriosa relación entre el número 23 y todo lo que le rodea. A partir de ahí, la pesadilla de Walter no ha hecho más que comenzar...
El filme se alimenta de una estética siniestra y caricaturesca, sobre todo en las partes donde se escenifica la historia del libro. La obsesión de Walter no llega a ser creíble, en parte por culpa de Jim Carrey que, sin hacerlo del todo mal, no se puede quitar de encima la sensación que deja en el espectador de estar viendo otra actuación cómica suya. La cinta se cimenta en los delirios de su personaje, los cuales no son muy creíbles y tampoco lo es la historia en sí. A pesar de ello, el ritmo que imprime Shumacher la hace por lo menos entretenida.
Las referencias al 23, número primo que ha hecho correr ríos de tinta en la literatura conspiranoica, son abundantes en todo el filme tanto directa como indirectamente, pero da la sensación de que es todo una mera excusa para darle un papel dramático a un actor que es el paradigma del encasillamiento.
Sofisticado entretenimiento, pero poco más.