La nave "Event Horizon" es encontrada en las proximidades de Neptuno después de haber desaparecido misteriosamente hace 7 años. Un grupo de expertos, entre los que se encuentra el mismo diseñador de la nave, tienen como misión averiguar qué es lo que le sucedió y, sobre todo, dónde estuvo durante esos 7 años.

La premisa de partida es suficientemente atractiva para despertar el interés, y eso ya es un logro en la filmografía de Paul Anderson. La fama de este director le ha venido principalmente por tener el (dudoso) honor de haber enfrentado en la misma película a las dos grandes bestias del cine fantástico en las dos "Alien vs. Predator". Pero antes de esa idea tan "original" se enfrentó al género con este filme a caballo entre la ciencia-ficción y, en mayor medida, el terror psicológico, copiando el estilo de los videojuegos "Doom". Y, la verdad, le salió una cinta repleta de imágenes realmente inquietantes con las que consigue asustar de verdad.

El miedo en el espacio profundo es más aterrador cuanto más claustrofóbico, como ya nos demostró Ridley Scott en su Alien, y las películas que han repetido el mismo escenario para producir sustos en el respetable suman un buen puñado. Este "Horizonte Final" no deja de ser una más, pero consigue crear ciertos ambientes que logran bucear en el subconsciente colectivo hasta dar con el área que dispara los temores más ocultos.

Las interpretaciones están a la altura de lo esperado, es decir, correctas en su mayoría sin destacar a nadie en especial, aunque Sam Neill nos sorprende en un papel poco común en su carrera.

Recomendada para amantes de la Sci-Fi y del terror puro por igual.