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Voto de Richy:
9.487
Drama
Bachir Lazhar, un humilde maestro de primaria de origen argelino, es contratado en un colegio de Montreal para sustituir a una profesora que se ha suicidado ahorcándose dentro del aula. En la escuela, Lazhar entra en contacto con un grupo de niños que están muy afectados por el trágico suceso. Pero Lazhar entiende bien el duelo de los pequeños porque él también ha sufrido una gran pérdida. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hipnótico e interesante ejercicio de sencillez narrativa de Philippe Falardeau.
Se cuenta la historia del profesor Lazhar (Mohamed Fellag), un maestro de escuela argelino que es contratado para sustituir a una profesora de un colegio franco-canadiense que ha fallecido en terribles circunstancias. Su labor no será fácil, pues hay dos alumnos de su clase que vieron el cadáver ahorcado de la profesora y el profesor debe intentar explicar a sus pequeños alumnos, entre clases de literatura francesa, matemáticas o ciencias naturales, los conceptos de la vida y la muerte.
Falardeau construye un relato delicado y sencillo, centrado en la figura del profesor Lazhar, toda una lección de interpretación de Mohamed Fellag, tan sencilla como creíble. La narración, muy pausada, se desarrolla mayoritariamente en el aula, donde los chavales de Lazhar se encuentran con un profesor de la vieja escuela, cuyos anticuados métodos didácticos rompen los esquemas de unos alumnos acostumbrados a otra forma de enseñanza, más cercana al trabajo en equipo. Lazhar enseña a la vieja usanza, con cachetes incluidos, lo que molesta tanto a los padres como a un sistema de enseñanza que sobreprotege a sus alumnos.
El retrato que Falardeau hace de las principales cuestiones que plantea el filme resulta un tanto superficial. Temas como la inmigración, la pérdida de la inocencia, los maltratos infantiles o la violencia se tratan de refilón, sin prestar mucha más atención que la de una exposición de hechos. Es como si Falardeau sólo se limitara a presentar los problemas pero sin profundizar en las soluciones, como unas circunstancias externas a la trama que afectan directamente a los personajes pero no influyen en sus decisiones.
La factura del filme es impecable, dando una adecuada sensación de tranquilidad, reflejando el ambiente de rutina que debe impregnar un aula cuyos alumnos deben ser exorcizados de la sombra de la muerte. La humilde y excepcional interpretación de Fellag es, sin duda, lo más destacado de un filme bien rodado, con temas bien elegidos, y con un reparto infantil bastante aceptable (la pequeña Sophie Nélisse promete). Aun así, es inevitable acabar con la sensación de que el filme es un poco corto para contar todo lo que quiere abarcar.
Interesante.
Se cuenta la historia del profesor Lazhar (Mohamed Fellag), un maestro de escuela argelino que es contratado para sustituir a una profesora de un colegio franco-canadiense que ha fallecido en terribles circunstancias. Su labor no será fácil, pues hay dos alumnos de su clase que vieron el cadáver ahorcado de la profesora y el profesor debe intentar explicar a sus pequeños alumnos, entre clases de literatura francesa, matemáticas o ciencias naturales, los conceptos de la vida y la muerte.
Falardeau construye un relato delicado y sencillo, centrado en la figura del profesor Lazhar, toda una lección de interpretación de Mohamed Fellag, tan sencilla como creíble. La narración, muy pausada, se desarrolla mayoritariamente en el aula, donde los chavales de Lazhar se encuentran con un profesor de la vieja escuela, cuyos anticuados métodos didácticos rompen los esquemas de unos alumnos acostumbrados a otra forma de enseñanza, más cercana al trabajo en equipo. Lazhar enseña a la vieja usanza, con cachetes incluidos, lo que molesta tanto a los padres como a un sistema de enseñanza que sobreprotege a sus alumnos.
El retrato que Falardeau hace de las principales cuestiones que plantea el filme resulta un tanto superficial. Temas como la inmigración, la pérdida de la inocencia, los maltratos infantiles o la violencia se tratan de refilón, sin prestar mucha más atención que la de una exposición de hechos. Es como si Falardeau sólo se limitara a presentar los problemas pero sin profundizar en las soluciones, como unas circunstancias externas a la trama que afectan directamente a los personajes pero no influyen en sus decisiones.
La factura del filme es impecable, dando una adecuada sensación de tranquilidad, reflejando el ambiente de rutina que debe impregnar un aula cuyos alumnos deben ser exorcizados de la sombra de la muerte. La humilde y excepcional interpretación de Fellag es, sin duda, lo más destacado de un filme bien rodado, con temas bien elegidos, y con un reparto infantil bastante aceptable (la pequeña Sophie Nélisse promete). Aun así, es inevitable acabar con la sensación de que el filme es un poco corto para contar todo lo que quiere abarcar.
Interesante.
