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Voto de Richy:
86.139
Drama
Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído el sida. Decide entonces demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recién salido del exitazo de "El silencio de los corderos", Jonathan Demme se atrevió con este polémico film removedor de conciencias y valores que eran casi tabúes hasta hacía bien poco.
Se trata de la historia de un despido improcedente, ni más ni menos. Andrew Beckett (Tom Hanks) es, además de un competente abogado, un homosexual seropositivo. Por ese motivo, se verá despedido de la importante firma de abogados homófobos y prejuiciosos en la que trabajaba. Con su enfermedad ya avanzada, luchará por sus derechos ayudado por el único abogado que aceptó su caso, curiosamente otro homófobo: Joe Miller (Denzel Washington).
"Philadelphia" es un mazazo contra la hipocresía social. Todo el mundo dice que acepta y empatiza con los seropositivos, pero se intentan mantener las distancias con ellos. La discriminación existe desde los bajos fondos hasta las altas esferas, y los enfermos de VIH se ven casi repudiados por una sociedad que antes les estrechaba la mano como a un igual. Es un "te ayudaré, pero mantente alejado de mí, maricón", claramente expresado en el personaje de Joe Miller: una persona justa, honrada, un ciudadano ejemplar, con fuertes convicciones morales pero con el veneno de los prejuicios impuestos por el sistema.
La película muestra el proceso de decadencia de Beckett de forma excepcional. No cae en la lágrima fácil ni en la morbosidad de un tema tan poco común en el cine como era el de los homosexuales (ni siquiera con su novio, Antonio Banderas, se besa en ningún momento), sino que el filme se va desarrollando con un poderoso sentido de la puesta en escena, y goza de unas excepcionales actuaciones de Tom Hanks (merecido Oscar) y Denzel Washington. Nuestro paisano Banderas apenas si tuvo algunos minutos de protagonismo, pero fueron demasiado sobreactuados y aún estaba algo verde respecto a lo que llegó a ser posteriormente.
A todo esto, si añadimos esa maravillosa introducción de la ciudad de Philadelphia amaneciendo con las notas imborrables de "Streets of Philadelphia" del Boss, estamos ante una de las películas más importantes y más recordadas de los '90. Y eso ya es decir mucho.
Se trata de la historia de un despido improcedente, ni más ni menos. Andrew Beckett (Tom Hanks) es, además de un competente abogado, un homosexual seropositivo. Por ese motivo, se verá despedido de la importante firma de abogados homófobos y prejuiciosos en la que trabajaba. Con su enfermedad ya avanzada, luchará por sus derechos ayudado por el único abogado que aceptó su caso, curiosamente otro homófobo: Joe Miller (Denzel Washington).
"Philadelphia" es un mazazo contra la hipocresía social. Todo el mundo dice que acepta y empatiza con los seropositivos, pero se intentan mantener las distancias con ellos. La discriminación existe desde los bajos fondos hasta las altas esferas, y los enfermos de VIH se ven casi repudiados por una sociedad que antes les estrechaba la mano como a un igual. Es un "te ayudaré, pero mantente alejado de mí, maricón", claramente expresado en el personaje de Joe Miller: una persona justa, honrada, un ciudadano ejemplar, con fuertes convicciones morales pero con el veneno de los prejuicios impuestos por el sistema.
La película muestra el proceso de decadencia de Beckett de forma excepcional. No cae en la lágrima fácil ni en la morbosidad de un tema tan poco común en el cine como era el de los homosexuales (ni siquiera con su novio, Antonio Banderas, se besa en ningún momento), sino que el filme se va desarrollando con un poderoso sentido de la puesta en escena, y goza de unas excepcionales actuaciones de Tom Hanks (merecido Oscar) y Denzel Washington. Nuestro paisano Banderas apenas si tuvo algunos minutos de protagonismo, pero fueron demasiado sobreactuados y aún estaba algo verde respecto a lo que llegó a ser posteriormente.
A todo esto, si añadimos esa maravillosa introducción de la ciudad de Philadelphia amaneciendo con las notas imborrables de "Streets of Philadelphia" del Boss, estamos ante una de las películas más importantes y más recordadas de los '90. Y eso ya es decir mucho.
