Segunda entrega de la nueva trilogía de George Lucas. Después del fracaso en crítica (que no en taquilla) del Episodio I, la historia toma un cariz más serio y menos infantil para continuar desarrollando la saga de Annakin Skywalker, futuro Darth Vader. A pesar del cambio de tono, las malas críticas no le han abandonado.

Y todo porque George Lucas se empeña en dar el máximo espectáculo con la mínima estructura narrativa. Estamos de acuerdo en que el guión es de lo más simple, que se puede escribir en un rato, etc., pero quien va a ver "Star Wars" sabe que va a ver efectos especiales espectaculares, acción, peleas con sables láser... y de todo eso, este Episodio II va tan bien servido que incluso se supera en épica y emoción.

Las diferencias con respecto a "La amenaza fantasma" son muchas. "El ataque de los clones" ya no es tan infantil, no hay tantos seres graciosos como en la anterior y es mucho más oscura, pues el joven Annakin (Hayden Christensen), convertido en todo un Padawan al servicio de su maestro Obi Wan Kenobi (Ewan McGregor), va dando muestras de temor, crueldad e ira, todas ellas cualidades del Lado Oscuro. Avanza la maquinación del Lord Sith para derrocar a la República con aliados poderosos como el conde Dooku (Christopher Lee, tan fresco como siempre), y se muestra la creación del ejército clon, uno de los tantos interrogantes que se plantearon en la primera trilogía, y que en este Episodio II se van resolviendo. Todo va desarrollándose de forma que el espectador ve la conexión inminente con el Episodio IV, el filme que inició todo este culebrón.

Aparte del guión, nada sorprendente en su simplicidad (uno ya se lo espera), las actuaciones son el otro punto flojo de la cinta. Hayden Christensen tiene demasiada cara de bueno para intentar mostrar esa decadencia que lleva a Annakin a convertirse en Darth Vader, y Ewan McGregor no pasa de correcto. Los únicos que se salvan (aunque tampoco para tirar cohetes) son Natalie Portman y la siempre imponente figura de Christopher Lee.

Los efectos especiales ganan en espectacularidad, así como el sentido épico, por lo que hace de esta cinta una buena continuación de la saga. Además, como viene siendo una constante, es pionera en las nuevas tecnologías al ser la primera película rodada íntegramente con cámara digital.

Muy recomendada para cualquier amante del espectáculo bien hecho y del entretenimiento de calidad.