El tal Wai Keung Lau (AKA Andrew Lau) ha rodado una película muy especial. Las cuasi permanentes escenas videocliperas encajan a la perfección en el ambiente sórdido que impera en toda la proyección. Richard Gere, colosal, hace la mejor actuación de su carrera en el papel de un funcionario un tanto obsesivo que se dedica a vigilar a los acusados de delitos sexuales para evitar su reincidencia. ¿Qué interesante, ¿no? Pues, además, Claire Danes le sigue los pasos para aprender de la profesión y se lleva muchas sorpresas desagradables.

Andrew Lau ha hecho un trabajo muy efectista, con escenas tétricas y sórdidas de un gusto exquisito que pondrán los pelos de punta a más de uno. Además, en ningún momento da la impresión de que se va a ver algo que no pueda sorprender, ya que la investigación es interesante y no te deja respiro alguno.

Hasta aquí mi crítica irónica. Ahora, mi crítica verdadera:

UN SOBERANO ABURRIMIENTO.