No acostumbro a comentar cortometrajes pero con este megamix de referencias a la cultura friki y al cine de los ochenta voy a hacer una excepción.

“Kung Fury” es una gran tontería, pero una tontería bien condimentada, realizada con grandes dosis de nostalgia para los que disfrutamos de aquella alocada década. En el filme veremos homenajes a múltiples formatos, desde el cine hasta los videojuegos, en un batiburrillo de secuencias enlazadas entre sí para intentar dar un atisbo de coherencia a un relato imposible.

El corto está perfectamente montado, tocando los resortes nostálgicos precisos y ofreciendo al espectador sensaciones ya vividas tiempo atrás en una secuenciación imparable. Además, ese pretendido aire de parodia que respira la cinta le da el toque de humor necesario con el que se pasa de la sonrisa a la carcajada.

El aspecto visual es el más cuidado y el más espectacular. Sandberg combina la originalidad de algunas ideas con una ejecución en pantalla espectacular, creando escenas épicas y momentos tan brillantes como los del plano secuencia en 2D.

Recomendable para cualquiera por su ritmo y espectacularidad, pero sobre todo para los que sonreímos con las referencias ochenteras que campan por toda la obra.