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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Drama Rusty James (Matt Dillon) es un joven que sueña con volver a los tiempos de las pandillas juveniles para emular a su hermano mayor (Mickey Rourke), que en su día fue líder de una de ellas y que arrastra una reputación de rebelde e intocable como "el chico de la moto". Pero ahora su hermano ya no está, pues hace dos meses que se marchó, y a Rusty le han citado para una pelea. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2015
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El maestro Coppola rodó, en plena efervescencia creativa, esta extraña aunque interesante cinta sobre la juventud de años ya perdidos, bandas callejeras y experimentos cinematográficos.

El filme cuenta la historia de Rusty James (Matt Dillon), un joven rebelde que disfruta metiéndose en peleas junto con sus amigos, influido por su hermano mayor, “el chico de la moto” (Mickey Rourke), que fue líder de una banda callejera. Pero cuando su hermano regresa, ya no parece ser el “chico malo” que era antes…

Coppola nos transporta, con una cuidada fotografía en blanco y negro, a los ambientes callejeros de unos barrios marginales, y nos cuenta una historia que resulta más disfrutable en su aspecto técnico y visual que en lo que en realidad cuenta. Introduce ideas pretenciosas en un intento de ser vanguardista, y consigue hacer una película distinta de cualquier otra cinta de macarras juveniles en cuanto a forma y desarrollo. El lirismo de su tono general se une con lo insulso del guion, el cual se construye a base de diálogos, la mayoría de ellos de poca relevancia en la historia. Coppola parece querer retratar ciertos momentos y ciertas conversaciones sin que haya necesidad alguna de darles una explicación, sino por el simple hecho de retratarlos y mostrarlos tal como son, sin que haya alguna repercusión en la trama y con una notable pedantería filosófica.

A pesar de que lo vacío y aburrido de la historia, el filme está ambientado de forma excelente, con un formato visual muy acertado y una banda sonora muy especial, logrando ganar mi aprobación sólo con ello. Ese blanco y negro tan urbano y definitorio de cierta nostalgia barriobajera contiene el alma del filme, la verdadera razón por la que merece la pena verlo.

En cuanto al reparto, Mickey Rourke destaca por encima del elenco, aunque Matt Dillon no lo llega a hacer del todo mal. Como curiosidad, vemos a un joven Nicolas Cage (enchufado, por supuesto) y a un Dennis Hopper post “Easy Rider” volviendo a degustar el sabor de una película sobre moteros y pandilleros.

Coppola realiza un ejercicio de experimentación con una gran puesta en escena, pero de discurso aburrido que cansará a más de uno a la mitad de la proyección. Aun así, “La ley de la calle” merece por lo menos un segundo visionado, y ha logrado de alguna forma calar dentro de mí en el primer contacto.
Richy
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