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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Thriller Después de haber acumulado una considerable cantidad de dinero, un vendedor de cocaína londinense (Daniel Craig) se dispone a abandonar Inglaterra y comenzar una nueva vida. Sin embargo, sus planes no coinciden con los de su jefe Jimmy Price (Kenneth Cranham), que quiere encargarle un último trabajo. Debut en la dirección del productor de "Lock, Stock and Two Smoking Barrels and Snatch." (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de Matthew Vaughn, el debut como director del que fuera productor de obras tan interesantes como “Snatch: Cerdos y diamantes” (2000) o “Lock, Stock and two Smoking Barrels” (1998), ambas de Guy Ritchie, del que bebe en grandes cantidades en esta “Layer cake”.

Vaughn coge el testigo de Guy Ritchie y construye una historia muy similar a las temáticas gangsteriles del director británico, pero su forma de dirigir es menos rocambolesca y algo más seria, aunque va en detrimento de una peor cohesión narrativa. Mientras que Ritchie presenta personajes y situaciones inicialmente difusas que se van completando y aclarando conforme se desarrollan sus historias, Vaughn no logra esa destreza y describe una amalgama de personajes y relaciones que se difuminan en la memoria y hacen un tanto difícil la comprensión de todos los aspectos del filme. La tarta de hojaldre del título tiene tantas capas que resulta un tanto empachosa.

No nos engañemos, el guion resulta espléndido, tiene solidez y coherencia, pero el espectador sólo se queda con la idea principal y se queda con la incómoda sensación de haberse perdido algo. Con Ritchie pasa lo mismo, pero consigue que todo encaje al final. De una forma o de otra, “Layer cake” es un estupendo ejercicio del moderno cine negro británico, con mucha mala leche, humor negro y sabor europeo.

Daniel Craig realiza un papel decente, un vendedor de cocaína hinchado a billetes que decide dejarlo todo después del último trabajito que le manda su jefe. Craig hace de un tipo duro, sobrado de sí mismo y autosuficiente, que se ve metido hasta el fondo en ese último trabajito que no parece tan fácil de llevar. Se rodea de contactos que le facilitan su tarea, desde simples matones sin cerebro a gente organizada, pero ninguno de ellos con los escrúpulos suficientes para pasar el día.

El ritmo del filme es aceptable. Destacan las escenas violentas en las que la música, todo hits de pop británico, reduce el dramatismo de forma que incluso parecen casi cómicas. El marco en el que Vaughn describe ese crimen organizado del título en español resulta creíble, mostrándolo como una organización de células independientes sin un eje central, cada una dependientes de sus propios jefes, recordando un poco a la Camorra italiana que tan bien escenificó Matteo Garrone en “Gomorra” (2008).

En definitiva, cinta más que interesante pero que se queda un tanto colgada en cuanto a cohesión narrativa. Seguro que, en un segundo visionado, sale ganando.
Richy
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