No hay melodrama, no hay rimbombancia. Solo una dulce, sencilla y encantadora historia de un amor imposible. De un dueto que solo podía unirse en los sentimientos musicales, en las estrofas de sus canciones. Esas dos almas gemelas que no podían unirse, aún si la armonía, la melodía y el ritmo de sus existencias estaban diseñadas para hacerlo. Toda ésta belleza, ésta lírica se consigue, repito, con un guion realista y noble.

Los defectos de la película son obvios: su vestuario (no porque queremos reflejar cierta condición vamos a hacerlo tan adrede, como queriendo que todo el mundo note ese "algo"), su cualidad técnica (aunque sea Indie, hay ciertas tomas muy pero muy amateur a mi gusto) y la fotografía.

Pero todo eso se compensa con la historia, llevada sobre las espaldas de ese guión memorable, con dialogos como éste: (si mal no recuerdo)

-Como aprendiste a tocar el piano?
-Mi padre tocaba el violín en la Orquesta Nacional de nuestro país. En sus ratos libres, me enseñaba a tocar el piano. Decía que era menos duro para los dedos. Luego descubrió que tenía artritis y se suicidó.

Y ahí se corta la escena. Dulce. Sencilla. Encantadora.