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España España · Pamplona
Voto de Telefunken:
7
Drama A comienzos del siglo XV, el monje pintor Andrei Rublev acude junto con sus compañeros a Moscú para pintar los frescos de la catedral de la Asunción del Kremlin. Fuera del aislamiento de su celda, Rublev comenzará a percatarse de las torturas, crimenes y matanzas que tienen aterrorizado al pueblo ruso... La biografía del pintor ruso Andrei Rublev -Andrei Rubliov-, famoso por sus iconos, sirve de base para hacer un minucioso retrato de ... [+]
1 de mayo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siguiente no es una crítica de 'Andrei Rublev'. Se trata más bien de un conjunto de pensamientos que se me pasaron por la cabeza después de ver la película y con los que respondí a un amigo cinéfilo.
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“Qué salvajes los tártaros, y qué pastizal debió dejarse la URSS en semejante superproducción. Yo esperaba algo más sobrio, en la tónica de otros trabajos de Tarkovski. Las metáforas, en cine, además de ser intelectuales, son baratas.

'Andrei Rublev'. Como tú decías, en lo visual no se le puede hacer ningún reproche, aunque no hay quien mantenga la atención para los pequeños detalles durante 180 minutos. Son las críticas de otros, las reseñas ajenas de la película las que muchas veces le hacen a uno pensar: 'Ahh, o sea que la pared manchada representa eso...', etc. Creo que nada define tanto a Tarkovski como la dificultad del espectador a la hora de formular un juicio propio y autónomo sobre sus películas. Con Tarkovski es muy fácil renunciar al ejercicio personal y buscar las claves fuera, como quien consulta la solución a un jeroglífico que no consigue resolver.

Pero yo diría que hay otra cuestión flotando por ahí: la inmediatez con la que muchos queremos saber el (los) significado(s) de una película. La cosa sería así: empieza la película, termina, aparecen los créditos, e instantáneamente uno ya quiere saberlo todo, estar al tanto de todas las metáforas, de todo lo que significa cada detalle; y si no es capaz por su propios medios, acude a FilmAffinity a que le digan: 'Pues mira, esto significa tal y cual cosa' (creo que es lo que yo he hecho durante muchos años y a lo que he renunciado de un tiempo a esta parte). Y en el fondo nos olvidamos (me olvido) de un hecho fundamental: hay muchas cosas que no están hechas para ser comprendidas al instante; muchas películas, muchos libros, mucha música. John Coltrane: 'La música no debería ser fácil de comprender'.

Quizás esté prejuzgando el pasado, pero tengo la impresión de que antes la gente se acercaba a las obras artísticas como pensando: 'Mira, me has caído bien. Hay cosas que entiendo de ti y otras que no, y espero que en el futuro vayamos profundizando en la relación y te pueda conocer mejor'. Barenboim afirmaba: 'Esto es lo extraordinario de la música, que nunca puedes verlo todo. Es como una montaña que siempre tiene un lado que está oculto, y cuando logras ver ese lado, entonces ves el otro de modos también diferentes. Es un proceso constante. Por eso la música no es una profesión, es un modo de vida.' ¿No debería ocurrir lo mismo en el caso del cine? ¿No deberíamos renunciar al deseo de verlo todo así de primeras? Creo que Tarkovski nos pone en ese apuro. Es una permanente llamada a tomarse las cosas con calma.

(Lo cual no quita para que antes de ver la película sea conveniente saber algo de aquella Rusia, porque no te imaginas el lío que me he hecho con los tártaros y el dichoso príncipe. Incluso pensaba que Andrei Rublev era un personaje de ficción, ni mucho menos el master de los cristos reptilianos)”
Telefunken
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