Media votos
6,5
Votos
834
Críticas
44
Listas
7
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Telefunken:
10
8,3
5.542
Drama
El joven doctor Yasuoto regresa a su pueblo después de estudiar en Nagasaki, pero en cuanto llega sufre una gran desilusión: en lugar de ser nombrado médico del shogun lo envían a una clínica que cuenta con muy pocos recursos y está dirigida por un médico apodado "Barbarroja". Allí, el nuevo interino adopta una actitud arrogante, negándose a usar uniforme y rebelandose contra el resto de médicos. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2013
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver por primera vez ‘La soga’ (1948), quedé en cierta manera fascinado. En aquel momento yo empezaba a valorar los desplazamientos de cámara; de ella misma, quiero decir. Adoraba el que fuera para aquí y para allá, motivo que al fin y al cabo constituye uno de los puntos fuertes de ‘La soga’. Nadie ha hecho cine de tal magnitud prescindiendo del montaje.
Porque el montaje resultó un descubrimiento clave en la evolución del arte cinematográfico, pero conviene no olvidar que hay muchos más recursos en el cine. Hace falta memoria, sobre todo en nuestra época, cuando la mayoría de producciones han pasado a depender del montaje frenético, de los planos que se alternan cada pocos segundos y hacen que la cámara apenas adquiera protagonismo, bien porque el cine así entendido sale más barato, bien porque nos hemos ido acostumbrado lentamente a él.
Contra el mencionado olvido, creo que nunca he visto un antídoto más imponente que el de Kurosawa en ‘Barbarroja’, película excepcional en muchos sentidos, muy emotiva; y como virtud mayor, para mí, la composición de los planos, que, apoyada sobre no muy excesivos movimientos de cámara, convierte en minúsculo el papel del montaje.
Kurosawa escoge un decorado, y piensa concienzudamente cómo deberían ubicarse en éste los actores y la cámara, y la decisión al respecto toma tanto valor y sustenta tantos significados que apenas hace falta saltar continuamente entre planos. A veces uno siente que los personajes danzan ante la cámara; hacen tan bien su trabajo que no necesitan de primerísimos planos para expresar los más vitales sentimientos; su posición en los planos y la luz que recae o no sobre ellos va dando forma a un discurso cinematográfico paralelo al desarrollo del argumento. Es el motor invisible de ‘Barbarroja’, el que hace de la película algo único.
Porque el montaje resultó un descubrimiento clave en la evolución del arte cinematográfico, pero conviene no olvidar que hay muchos más recursos en el cine. Hace falta memoria, sobre todo en nuestra época, cuando la mayoría de producciones han pasado a depender del montaje frenético, de los planos que se alternan cada pocos segundos y hacen que la cámara apenas adquiera protagonismo, bien porque el cine así entendido sale más barato, bien porque nos hemos ido acostumbrado lentamente a él.
Contra el mencionado olvido, creo que nunca he visto un antídoto más imponente que el de Kurosawa en ‘Barbarroja’, película excepcional en muchos sentidos, muy emotiva; y como virtud mayor, para mí, la composición de los planos, que, apoyada sobre no muy excesivos movimientos de cámara, convierte en minúsculo el papel del montaje.
Kurosawa escoge un decorado, y piensa concienzudamente cómo deberían ubicarse en éste los actores y la cámara, y la decisión al respecto toma tanto valor y sustenta tantos significados que apenas hace falta saltar continuamente entre planos. A veces uno siente que los personajes danzan ante la cámara; hacen tan bien su trabajo que no necesitan de primerísimos planos para expresar los más vitales sentimientos; su posición en los planos y la luz que recae o no sobre ellos va dando forma a un discurso cinematográfico paralelo al desarrollo del argumento. Es el motor invisible de ‘Barbarroja’, el que hace de la película algo único.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y se me vienen a la cabeza dos momentos.
El primero, cuando la lunática de la clínica trata de cargarse a Yasumoto. Hay que fijarse en la escena: desde que ella entra a la habitación hasta que abraza a Yasumoto para tenderle la trampa, la cámara es la misma todo el rato. Se mueve, desplaza su objetivo, pero no hay cortes, no-hace-falta que los haya.
El segundo, después del envenenamiento de Chobo y su familia, cuando Otoyo permanece fuera de la sala, en la esquina exterior. La cámara la enfoca con un contrapicado, y no sabemos qué hace Otoyo ahí ni a dónde se dirige. Pero los elementos están tan bien situados que no es necesario que la cámara realice el menor movimiento. Una sombra se desplaza por las ‘ventanas’ y alguien abre la puerta; algo va a salir de ese pequeño recinto: una de las mujeres de la clínica, y la acción del contrapicado hace que tú no te percates de que están trasladando un cadáver; pero Otoyo chilla, y se atisba el pie de un muerto, y para cuando te das cuenta se han sucedido varios hechos relevantes sin que la cámara se haya movido un ápice. Esto es cine.
El primero, cuando la lunática de la clínica trata de cargarse a Yasumoto. Hay que fijarse en la escena: desde que ella entra a la habitación hasta que abraza a Yasumoto para tenderle la trampa, la cámara es la misma todo el rato. Se mueve, desplaza su objetivo, pero no hay cortes, no-hace-falta que los haya.
El segundo, después del envenenamiento de Chobo y su familia, cuando Otoyo permanece fuera de la sala, en la esquina exterior. La cámara la enfoca con un contrapicado, y no sabemos qué hace Otoyo ahí ni a dónde se dirige. Pero los elementos están tan bien situados que no es necesario que la cámara realice el menor movimiento. Una sombra se desplaza por las ‘ventanas’ y alguien abre la puerta; algo va a salir de ese pequeño recinto: una de las mujeres de la clínica, y la acción del contrapicado hace que tú no te percates de que están trasladando un cadáver; pero Otoyo chilla, y se atisba el pie de un muerto, y para cuando te das cuenta se han sucedido varios hechos relevantes sin que la cámara se haya movido un ápice. Esto es cine.