Un investigador privado (Cage) que trabaja para gente poderosa y de alta reputación se mete en un caso peligroso: debe dar con una joven desaparecida hace tiempo, que aparece en una grabación de video brutalmente asesinada.
Un thriller rutinario, estereotipado y previsible según avanza su metraje que incide en el aberrante y peligrosísimo fenómeno de las "snuff movies": grabar de forma chapucera y realísima el asesinato en vivo de personas -sobre todo mujeres-, tras una etapa previa de salvaje tortura. Las "snuff movies" son un antiarte misógino y misantrópico, de tarados sin cura e irreversibles, una variante y un cruce a la vez de dos extremos: el terror gore y el porno duro, que supone, además, un negocio bien suculento.
La película quiere transmitir una atmósfera tétrica, desamparante y pesimista, pero lo mejor radica en el hecho de que el investigador se va implicando tanto en el caso que se va embruteciendo y violentando paulatinamente, igualándose a los que investiga, en una dinámica esclarecedora del ojo por ojo y diente por diente. Cage hace un buen trabajo, al igual que el resto del reparto con un Joaquin Phoenix muy llamativo.
Sobre este mismo tema, ya saben, Aménabar hizo una película muchísimo mejor con "Tesis".