La historia real de dos acomplejados (él por su alopecia, ella por su gordura) que dejan a su paso y debido a su extraño amor un reguero sangriento de cadáveres: él vive de extorsionar a "corazones solitarios", ella perdidamente enamorada, las asesina por celos. Ripstein y Paz Alicia Garcíadiego llevaron a la pantalla lo ya trasladado por Leonard Castle en "Los asesinos de la luna de miel", volviendo a mostrar la solidez de su colaboración y de su apuesta.
"Profundo carmesí" es un melodrama negrísimo, de trazo grueso pero escrito con finura y talento, dónde Ripstein crea un clima crudo y esperpéntico, en el que los dos personajes asesinos son tan odiosos como comprensibles, nunca redimibles. Al fin y al cabo, es una historia de amor fou de dos enajenados que son indisolubles en su matrimonio de conveniencia por sus defectos, no por sus virtudes, y es que los defectos del uno tapan los del otro. Sus defectos y complejos, pues, los unen, los enajenan y lleva a realizar actos nunca imaginables desde su timorata condición. Es un retrato duro, áspero y genuino de pasión barroca y surreal, del amor logrado y consagrado a través de la muerte y de la sangre. Ideal para Ripstein, pues nunca sabes si te acaricia o te acuchilla aún más dentro de lo tremebundo, descarnado y primitivo. Sólido reparto, dóde descolla por méritos propios Marisa Paredes, en el más estrambótico y divertidamente cruel personaje de la película.