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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
7
Drama. Intriga Una metáfora de una sociedad que manipula y aliena a los individuos que la conforman. Haneke muestra en esta obra su habilidad para generar en el espectador sensaciones que lo remiten constantemente a la angustia existencial del hombre contemporáneo. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero a Haneke uno de los pocos cineastas con bemoles para intentar adaptar el infinito y complejo universo kafkiano, aquí concretamente la genial novela inacabada (posiblemente habría estado Kafka escribiendo mil páginas más y no habría fin). "El castillo" adapta fielmente el texto y logra impregnar, con toda dignidad y autoridad, un estilo kafkiano tangible, aproximable. La novela/película es una metáfora/fábula muy pesimista acerca de la absurdez de la burocracia, de la alienabilidad del individuo a partir de una sibilina autoridad que restringe a todos los niveles el concepto de libertad. Estamos, pues, ante una obra literaria universal e inmortal, cada día más actual, demostrándose la genialidad del checo todavía más con el paso del tiempo.
Todo se desarrolla en terribles círculos concéntricos, al igual que los que vive el ser humano, en un bucle aprisionador que transmite una nauseabunda existencia, con los mismos sospechosos habituales y la balanza cayendo siempre para el mismo lado, en una agonía de lo inalcanzable (ese mítico castillo al que el protagonista no llega, no avanza, no se acerca).
Kafka fue un profeta del evidente autoexterminio del ser humano (camino que llevamos a pasos agigantados), fue un narrador perfecto de sensaciones concretas a partir de argumentos abstractos, casi filosóficos, de la asfixia cotidiana. Y Haneke logra de forma loable ser un notable eje transmisor también de esas sensaciones, con muy buena pulcritud y palpable estilo.
Así pues, "El castillo" (sensacional lo de añadir de Franz Kafka) es una alegoría existencialista atroz, dónde queda latente, pese a la no rendición, la suficiente alienación individual en medio de una sociedad falsa, asquerosamente estratificada, una entelequia y una quimera, un irresoluble interrogante en un tiempo suspendido, secuestrado e infinito, dentro de un mundo escandalosamente inhumano, dónde solo cabe la anarquía, lo ácrata y el nihilismo prácticamente.
El agrimensor K se encuentra ante un círculo infinito, que no acabará nunca, envarado en la nieve, en el frío, en los obstáculos burocráticos, en la ventisca cegadora, en su insomnio, dentro de una vida que no es sino un viaje más o menos largo para nada: para la muerte o ni siquiera eso.
Haneke, por tanto, transmite muy bien en esta película ese discurso constante de la novela, un discurso inútil, farragoso, inacabable. Y ya digo, no tiene final, como la novela, pero da la impresión de ser inacabable.
Magníficas interpretaciones especialmente del gran Ulrich Mühe ("La vida de los otros"). Una notable adaptación, prácticamente admirable. Por cierto, analicen "El castillo" en una dimensión político/judicial y no se aterroricen. Es la vigente y escalofriante realidad que nos gobierna.
kafka
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