El profesor (Detachment)

Detachment es una película de doble filo ya que posee la cualidad de mostrar la doble moralidad, agréguenle a eso el que el estereotipo del personaje principal (Adrien Brody) encuadre en el cuadro clínico de un completo psicótico.

Esta película es una iniciación para entrarse en los ámbitos del tabú y esto es porque persuade al desborde de la mente y esto puede ser tanto un bálsamo como una maldición en mentes frágiles y débiles así como en las más instruidas, cultas y fuertes.

Los prejuicios saldrán a la consciencia una y otra ves al pasar los segundos, las imágenes y el guión dado, entonces algo muy por dentro romperá el velo de la cordura y acontecerá súbitamente la idea dominante que cambiara tu carácter y personalidad en tan solo un instante.

Esta película tiene la fuerza de una tragedia por todos conocida, si no por todos vivida. La vida de escuelas y colegios se desmorona: no hay esperanza en profesores ni en estudiantes. Los temas aburren, las clases magistrales agotan, que nadie escucha es lo único que todos han escuchado.
En una sociedad en la que abundan las mezquindades, esta película quiere reflejar lo que hemos logrado con los colegios, convertirlos en manicomios. No es una película sencilla en sí misma, mas Tony Kaye ha sabido bordarla con el tono poético adecuado como para que, poniendo el dedo en la llaga, nos imponga una obligación distinta a la hora de ver a padres, maestros y alumnos. Y, para completar, Adrien Brody está en uno de sus papeles más conmovedores, como solo su mirada y sus maneras pueden hacerlo.

Película que se deja ver muy bien, con una interpretación realmente magistral de Brody (y no es precisamente santo de mi devoción, este tipo que se dedicar a conducir a más de 200 km/h por las vías públicas y a hacer todos los anuncios imaginables), pero se trata de una trama ya manida en extremo. La historia cien veces vista del profesor que encandila a los alumnos más difíciles en unos pocos meses, porque cree en ellos, aunque muy bien representada. Entre los tópicos, la alumna maltratada por su padre por su inclinación artística y por sus compañeros por su peso, la adolescente entregada a la prostitución más cutre, el chico negro superviolento, la psicóloga al borde de un ataque de nervios, el malentendido sobre un encuentro con una alumna...
Película de 2011, por lo tanto hecha en pleno debate sobre la reforma educativa, la evaluación de los centros, la labor del profesorado, NCLB y las charter, etc. en los EEUU, no resiste su propia triangulación. Por un lado, el instituto es un desastre, que es lo que da valor al nuevo profesor, pero, por otro, los demás profesores son estupendos (sólo ha habido uno que odiaba a los alumnos, pero ya murió... y, por cierto, era negro -los demás, blancos y los alumnos de todo un poco), con lo cual lo que se viene a decir es que no bastan los buenos profesores sino que se necesita a alguien con superpoderes, los de Barthes-Brody, que parecen venir de que ha sufrido tanto como sus alumnos. Por otro, el villano de la película es el representante de la administración, que viene con la ya sabido: los malos resultados académicos, la amenaza de cerrar el centro y sustituirlo por una charter, la preocupación porque la mala fama del instituto está haciendo caer los precios de los inmuebles en la zona... Los profesores se rebelan, eso sí, en nombre de lo que dicen o creen hacer pero no parece que hayan hecho.

Creo que cuando tratamos de hacer una crítica de una película extranjera sacamos la lupa especial. No tenemos la humildad de admitir que en España no existe nadie con estos talentos y profesionalidad y tratamos de destruir con pretenciosos análisis, sin admitir las películas muy bien hechas, difíciles, profundas, he imposibles para nuestro simplismo cinematográfico. En fin, pienso más o menos así. Ojalá pudiera haber realizado una película del 10% de esta profundidad y calidad.

Ya en las primeras secuencias aparece el tono semi documental en la cinta que nos ocupa. Pero solo es una parte de la obra, porque después emerge una ficción didáctico aleccionadora en la que brilla soberbiamente Adrian Brody en estado de gracia perpetuo. La historia, la narrativa, las lecciones vitales y existenciales merecerían su obligado visionado en cualquier centro educativo (visionado por parte de los estudiantes, y sobre todo, por parte de sus progenitores).
Es una película directa y cruda, pero que bebe de fuentes muy diversas en su presuntuosa lección, un poco de American Beauty, una pizca de Mentes Peligrosas, algo de Half Nelson y Precious, ... todo muy diverso y difuminado, llegando a resultar una película muy interesante, pero poco emocionante.
Grandes interpretaciones, con secundarios televisivo reconocibles (algo desaprovechados), acertado film de denuncia por Tony Kaye, aunque no al nivel de American History X, pero por milímetros.