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La vida es bella

Comedia. Drama En 1939, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el extravagante Guido llega a Arezzo, en la Toscana, con la intención de abrir una librería. Allí conoce a la encantadora Dora y, a pesar de que es la prometida del fascista Rodolfo, se casa con ella y tiene un hijo. Al estallar la guerra, los tres son internados en un campo de exterminio, donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible ... [+]
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Críticas 465
Críticas ordenadas por utilidad
1 de enero de 2018
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Antes de alcanzar la fama mundial gracias a su película más conocida, Roberto Benigni era un popular comediante en Italia aunque cineastas como Jim Jarmusch ya le habian confesado su admiración contando con él en películas como “Mistery Rain” (1988), “Coffee & Cigarrettes” (tanto en su versión cortometraje como en película estrenada en 2003), o esa obra maestra fragmentadas en historias como es “Noche en la Tierra” (Night on Earth, 1991). Aparte de trabajar como secundario para directores como Costa-Gavras en “Una mujer singular” (Clair de femme, 1979) o Bernardo Bertolucci en “La Luna” (1979), Benigni aprovechó el “boom” de la comedia italiana destacando junto al pasoliniano dúo de actores compuesto por Franco Citti y Ninetto Davoli en “Il Minestrone” (1981) de Sergio Citti. Prácticamente desconocido en España se le habían estrenado modestamente comedias dirigidas e interpretadas por él mismo como “Johnny Palillo” (Johnny Stecchino, 1991) o “el Monstruo” (Il Mostro, 1994) (también interpretadas por su inseparable musa y esposa Nicoletta Braschi). Federico Fellini le puso al frente en el reparto de ese testamento fílmico que es “ la Voz de la Luna” (La vocce della luna, 1990).

En “La Vida es bella”, el actor y director italiano divide su película en dos, enmarcado en el preciosismo rural de una pequeña ciudad provinciana hasta los altos y grises muros de un campo de concentración, destino más que absurdo para el soñador y alegre Guido Orefice (interpretado por Roberto Benigni) después de conquistar el corazón de Dora (Nicoletta Braschi) y formar una familia. Y junto a su hijo, el pequeño Giosué (Giorgio Cantarini), le propondrá participar en un habilidoso juego en medio de tanta barbarie. Ingeniosa idea que combina con agiludad comedia y drama con sus matices emocionales a prueba de pañuelos.
Natxo Borràs
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14 de enero de 2018
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Filme capaz de narrar una historia sencilla de la forma mas conmovedora posible. Un guión muy elaborado, trabajado al detalle, nos ofrece un espectáculo majestuoso, que se desarrolla de forma imponente, desde lo cómico hasta lo dramático, conjugándose de un forma extraordinaria. El desarrollo es poco menos que notable, siempre en aumento y sin perder un ápice de gracia. Con un reparto formidable, en especial el protagonista y su hijo, consiguen despertar las emociones más profundas y sensibles. Acompañada de una BSO inconmensurable se convierte en un clásico atemporal, digno de ser visto una y otra vez.

Pd. Resulta como una sonrisa entre un mar de lágrimas.
Toni Garriga
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25 de enero de 2018
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Unos ángulos de cámaras que no estuvieron nada mal para su época y una banda sonora que estuvieron bien, aunque a decir verdad no le veo nada majestuosa a su escritura como algunos dicen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Matias Figueroa
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7 de noviembre de 2018
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Más allá de los reparos lógicos que puedan suscitar los modos interpretativos de su protagonista (aún atemperados en esta ocasión), una propuesta que, oscilando en el fino alambre que separa lo tierno de lo ñoño, plantea una tesis osada: la capacidad de lo lúdico y lo fantástico para ejercer como antídoto de la barbarie. No es el primer abordaje del nazismo desde lo tragicómico, pero Benigni lo hace desde la premisa de dar primacía a elementos personales: la princesa vencida por el amor y ese niño que sueña con un tanque. Una combinación eficaz, sin duda, para tocar fibra sensible.
Manuel
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22 de noviembre de 2018
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El amor como una fuerza poderosa capaz de trasmutar el dolor y la crueldad, en belleza y ternura tanto como en coraje y alegría. La vida como un juego. Un maravilloso juego donde Benigni se manifiesta haciendo vibrar las fibras mas profundas de la sensibilidad.
Dol
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