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En la carretera

Drama. Aventuras Tras la muerte de su padre, Sal Paradise (Sam Riley), un neoyorquino que aspira a ser escritor, conoce a Dean Moriarty (Garrett Hedlund), un expresidiario de un encanto arrollador y casado con la liberada y seductora Marylou (Kristen Stewart). Sal y Dean se hacen amigos al instante. Sedientos de libertad y decididos a huir de la rutina y la monotonía, emprenden un viaje hacia el Sur con Marylou. Adaptación de la novela homónima (1957) ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
26 de abril de 2013
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Fui a ver la película con la intención de visualizar algo diferente a lo que ya estaba acostumbrado pero, resultó no ser así, la trama no supo agarrarse a mi y hacer que siguiera el hilo del film con total interés.

Es cierto que la película peca de querer trasladar a la gran pantalla una novela, algo siempre complicado y de lo cual yo estoy en contra, las letras letras son. Todo lo que se dice o se lee en un libro es imposible reproducirlo en la gran pantalla, hay una diferencia abismal entre las letras y las imágenes y, por tanto, el primer punto débil es la durada. Los 130 minutos que dura son más que abusivos para una trama condensada y que, finalmente, resulta ser repetitiva y monótona por culpa de su extensión.
En mi opinión, un poco más de acción o gran conflicto que pusiera en jaque a los protagonistas hubiera llamado más la atención del espectador y hubiera calado más fuerte en él. Es cierto que "On the Road! es una historia que sucede en la carretera, claro está, pero tendría que tener más hitos o emociones más fuertes que el repetir constantemente las mismas escenas: después de los primeros 30 minutos nos ha quedado claro como son estos chicos y, por tanto, esperábamos una marcha más en la velocidad del film.
Nada que decir respecto a los actores, cada uno en su papel se defiende estupendamente a mi pensar, sin grandes emociones que los pongan en aprietos y con un maquillaje que, a veces, les ayuda incluso a recrear una emoción.
Ya para acabar, me quedo con lo mejor de la película, una minuciosa imagen y dirección de fotografía, toma tras toma dentro de control y totalmente calculada que, hace de este film, una trama bella y entretenida que, no pasa de esos adjetivos a algo superior que podría haber sido.

Muchas gracias por vuestra atención.
David Aymerich
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29 de abril de 2013
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On the Road fue acogida con verdadera hostilidad por la mayor parte de la crítica acreditada en el Festival de Cannes de 2012, donde se estrenó por primera vez. Pese a llegar a los cines bastante aligerada de metraje con respecto a esa primera exhibición festivalera, parece ser que eso tampoco ha ayudado a templar los ánimos, y apenas si destaca algún comentario positivo entre tanta acritud.
Lo mayores reproches se le hacen al director Walter Salles, brasileño para mas señas, por atreverse con una de las novelas más mitificadas de la cultura popular americana, algo que, en principio, le resulta totalmente ajeno. Ajeno hasta tal punto que parece que no ha sabido captar la esencia, el interior, de los personajes, y por extensión de la historia.
Y es que aunque On the Road, de Jack Kerouak, proponga varios viajes por la geografía de Estados Unidos y México, en una época, finales de los años cuarenta, muy concreta y especial, el verdadero viaje es el que ocurre en el interior de sus personajes, y en la evolución de sus relaciones. Un viaje interior, que comprende todas esas cosas que mencionan algunos críticos (ver mas arriba), como el latido, la poesía, la intención, la intensidad emocional o la excitación del momento. Cosas todas ellas que, desgraciadamente, no solo no encontré en la película, sino tampoco en el libro, que lei hace poco tiempo. Con lo cual en mi caso, la limitación viene ya dada por la obra original en que se basa la película de Walter Salles. No capto el aura mítica que tiene el libro, ni me llega ese profundo viaje interior que transforma a los personajes. Así que en ese sentido podría decir que es una adaptación bastante fiel.
La historia contada en primera persona por el protagonista nos presenta a Sal Paradise, aspirante a escritor, gris y sin rumbo, que tras conocer a Dean Moriarty, personaje libre e impetuoso, decide emprender, junto a él y otras personas, un viaje (luego habrá más) por el interior de los Estados Unidos que cambiara definitivamente su forma de encarar la vida. Una vorágine donde el sexo, las drogas y la música se dan la mano con conceptos como el amor, la amistad o la lealtad.
On the road es un relato de carácter episódico donde nunca está claro que lugar ocupan cada una de esas puntuales vivencias en la experiencia vital de sus protagonistas. Los personajes viajan, beben, follan y hablan, se juntan y se separan, entran y salen de la historia, pero es muy difícil encontrar cierto grado de empatía con las sensaciones que transmiten. Esta incapacidad, como he dicho antes, ya estaba en el libro, y la película solo la consigue acentuar.
No ayuda especialmente a entrar en la historia y los personajes el aceptable reparto. Sam Riley como Sal Paradise (trasunto del propio Kerouak) no pasa de dar el perfil físico adecuado. Garret Hedlund como Dean Moriarty tiene mucho magnetismo, aunque suaviza mucho el retrato que de él se hacia en libro. Mientras que de Kristen Stewart solo queda el baile sensual que se marca con Hedlund. Otros nombres notables del reparto como Viggo Mortensen, Amy Adams, Kirsten Dunst o Elisabeth Moss apenas tienen posibilidad de desarrollar unos personajes que quedan reducidos a su mínima expresión.
Donde la labor de Walter Salles si se puede considerar más que notable es en el envoltorio que rodea a todos los personajes y sus idas y venidas. Los paisajes, los colores, los sonidos y los ambientes estan captados de forma extraordinaria y en lo que afecta a los sentidos, On the Road sí es un retrato excepcional de un lugar y una época legendarios.
ernesto
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30 de abril de 2013
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Cogiendo las mejores frases del libro, es fácil transmitir el espíritu de Sal Paradise. Pero ese es el problema, que si no conoces el libro, si no te has empapado de la historia beat, probablemente no entiendas la película.
Aún así, dan ganas de volver a coger el libro y comenzar a recordar cómo Sal conoció a Dean..
jgmiralles
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2 de mayo de 2013
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De un libro tan revelador como "En el camino" de Jack Kerouac era difícil que se gestara una adaptación cinematográfica a la altura. El listón estaba demasiado alto para el séptimo arte como para tomárselo con estos mimbres de road movie de adolescentes con sabor a "Crepúsculo". De una obra que se desarrolla a ritmo de jazz, alcohol y drogas pero con una sólida pasión por la experimentación literaria, por el disfrute de la vida, por el momento y el impulso no se podía destilar una película que les gustara a los jóvenes, porque ellos tendrían que comprender que el viaje en la carretera, la aventura que se va llenando de excesos es algo más que un anuncio de colonias o un reportaje de National Geographic, tanto como una revelación espiritual en el camino. Lo positivo de su director, Walter Salles (Diarios de una motocicleta) es la ambición al adaptar al genio artístico que construyó un bloque literario revolucionario a golpe de impulsos pero el viaje le sale flojo. Y firma un trabajo que si nos olvidáramos de su referente literario sería aceptable...si esto hubiera sido un guión original, una película indie seguramente tendría más valor de lo que ofrece.

Pobre termina siendo el resultado para quien conoce este libro redentor, símbolo de la cultura beat, progenitor de la cultura hippie, pero me temo que también pueda resultar aburrida para quienes no hayan tenido referencias y para quienes no se deslumbraron con la lectura del libro. Le falta atmósfera, le falta ritmo, falla en la caracterización de los personajes, se queda atrás de todo ese movimiento alocado hacia adelante, aquí la duda existencial no solo frena sino que no queda bien reflejada porque no todo es decepción, drogarse y tenerle poco apego a la vida. Como escribía Kerouac "corrían como peonzas enloquecidas y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida siguiendo a la gente que me interesa". El protagonista principal, Sal Paradise, dudaba, vacilaba pero seguía una estela de luces y ritmos que no le paralizaba, no había lastre que ralentizara su ritmo improvisado como ocurre en la película que todo lo ralentiza y en la que no resulta ni motivador ese semidios de la locura que es Dean Moriarty en la novela.

Las intenciones son buenas pero ya si se dice que de la película destaca la fotografía se pueden imaginar porque es lo que se dice siempre cuando en un trabajo falla la estructura, el argumento o el ritmo. Falla también la elección de los actores principales, no me los imaginé así ni creo que nadie lo hiciera, sólo está a la altura Viggo Mortensen como no podía ser de otra forma porque este actor es que es un camaleón y se mete en la piel de quien sea, incluso para interpretar a ese yonki literario que era Williams Burroughs, pero Kristen Steward, cara de asco Steward (protagonista femenina de la saga Crepúsculo) que fuera elegida como MaryLou es una traición al original literario y una concesión a la taquilla. Dean Moriarty no escribía pero era una obra de arte su vida y aquí quien lo interpreta solo le llega a la suela de los zapatos gastados, más parece un chulo adolescente que el motor de una forma de entender la vida.

En fin, dicen que el director y el productor de la cinta quisieron tener sumo cuidado en la adaptación, hablan de su esmero y su buena intención de lo mucho que se documentaron y de la precisa localización de los escenarios y paisajes y por ello no se puede suspender su trabajo, ciertamente, pero la pelabra que lo define a la perfección es...decepción.
moriarty
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21 de mayo de 2013
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A veces los viajes no conducen a nada, a veces hacemos camino sin un miedo que nos aceche, sin una idea que nos controle, con un horizonte irrelevante... los sentimientos tardan en la película, la inconexión del alma y la vida hace que no fluya la empatía, pero la idea, el fondo, el poso logra vislumbrarse... empequeñece el resultado pero la potencialidad queda patente. La amistad, la familia y lo irreverente de la vida se nos acerca a tientas, la fabulosa fotografía, regada con sucesión de panorámicas y una luz tenue y acogedora hace que nos introduzcamos en lo visual, lo plástico de los parajes, logrando nuestro propio viaje. Garret encandila por su distancia emocional, por sus secretos, su a veces frialdad, a veces deseo de crecer... Riley engancha, convence y atrapa, haciendo de su personaje una idealización de lo que nunca nos atrevemos a ser... La música ambienta, transporta y juega con la trama, implica y controla los sentimientos, elecciones variadas que nos ayuda a vivir la película.
Bolseiro
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