Pelo malo

No en todas las películas las suma de las partes conforma el todo. Son muchas en donde la fotografia, la música, el telón de fondo donde se desarrollan son solo excusas, elementos que se han de incorporar pero quedan desasociados; elementos, nada más.
Con Pelo malo es difícil elegir entre la trama principal y aquello que en forma de escenografía nos va mostrando. La realidad de hace total y plena cuando los dos elementos se entrelazan en las historias.

Un niño luchando por ser quien es, una madre que lo quiere, que le cuesta soportarlo, logrando la cinta trasmitir la irritación por cada una de sus acciones y de vuelta un niño que solo desea que su madre le quiera. Todo en una Venezuela chavista que no se desvela de manera frontal, sino que se entrevé en la vida diaria de sus protagonistas, que no se convierte en intención panfletaria de crítica, sino que es solamente mostrada (aún posiblemente partidista) dejando sabor a honestidad, a realidad. A esa ventana donde espiar la realidad de la que el mejor cine tiene el aroma y la habilidad.

Lo bueno

El retrato simple pero natural del protagonista, la virtud narrativa de su directora para contarnos una historia que causa un resquemor en el alma y corazón. Rondón nos inunda con toda su naturalidad, evita los juicios pero concilia con la razón, nos deja preguntarnos ¿Por qué somos así?¿Por qué no dejar que la felicidad busque su camino?, Pelo Malo tiene mucho baile, muchas inocencias venidas de sus protagonistas niños, música, sonidos, miradas…pero es una de las películas más tristes que verás.

El protagonista es oro puro, Samuel Lange Zambrano se tira a las espaldas un papel intenso y de una profundidad de proporciones inmensas, hay que ver que desde hace años, la naturalidad de los niños y la fuerza con la que entienden la interpretación en escena nos trae de los mejores trabajos en actuación.

Rondón dirige sin apego al producto, se posiciona como relatora casi de documental, nos da un extracto de una sociedad atiborrada que como la madre del filme no acepta su realidad, y casi que se fuerza a soñar algo mejor. A su manera, también Pelo Malo es una de las películas más violentas que he visto.

El filme tiene corazón y como cuesta decir eso de una película ahora, la manera en que trata con sutileza el despertar de la sexualidad de su protagonista es para ver en cualquier taller sobre desarrollo de personajes.

Oportuna y realista, no se deja comer por el melodrama.

Es uno de los finales más crudos y sentidos que he visto en una película.

Lo no tan bueno

Le achaco que los primeros minutos mientras forma toda su aura y encarrila mejor su personaje central y motivaciones, el filme tiene dispersiones, como dudas de no saber como empezar a contar su historia.

8.5/10

Opinión Final : Al salir de la salita donde ví Pelo Malo, una señora dijo que era uno de los finales mas mutilantes que había visto, un chico en nuestra fila de la sala lloraba con el desenlace, a mi se me hundía el corazón poco a poco en la incredulidad y la desazón, coincidiendo casi que a vox populi la sala pero en silencio sepulcral que una de las formas más fuertes de violencia es la no aceptación del libre ser de los demás. Pelo Malo es una película simple, sin mucha pretensión pero te hace sentir todo su conflicto de una manera evidente. Un filme no solo necesario, si no que oportuno, el que no salga más sensibilizado y empático después de verla, posiblemente no lo hará con nada.

Cuando la supervivencia no se despega de la retina, el cariño y el afecto pierden el sentido. No son necesarios, sino una carga. Otra más con la que vivir a cuestas en una ciudad opresora, asfixiante, que no permite desvíos del camino fijado. En ella, una mujer cuyo marido se perdió en los callejones sin salida de la violencia, ve en su hijo de nueve años los primeros síntomas de una realidad diferente. Y prevé el rechazo que sufrirá y los peligros que afrontará por una condición distinta a la del resto y que lo puede llevar hasta otro callejón sin salida. Por eso, se da cuenta de que no basta con ser dura. Debe cambiarlo, y se vuelve fría. Heladora. Su hijo se siente entonces desamparado por un amor que anhela pero no encuentra, y tendrá que decidir entre luchar por su sueño o rendirse ante su madre para recuperar su cariño. Una historia de supervivencia.
El pelo rizado del niño alberga toda la metáfora de 'Pelo malo'. Júnior desea alisarse el cabello para posar en la foto de su escuela como el cantante famoso en el que desea convertirse. Se rebela contra una realidad -su pelo denota la raza negra de su padre, y todo lo que ello supone-, al igual que su madre combate contra la homosexualidad que intuye en su hijo. Dos batallas perdidas de antemano. Sin trabajo, sin marido, sin 'plata' y con un bebé al que cuidar, esta madre curtida en la supervivencia -trabaja en una empresa de seguridad- da la espalda a su primogénito para que experimente la dureza del rechazo y vuelva al redil.
Mariana Rondón ubica en una Caracas de extrarradio, de barrios repletos de colmenas de pisos minúsculos con la banda sonora de los disparos de balas perdidas, una historia pequeña pero con un enorme trasfondo de crítica social. Su trama no tiene más elementos que el amor y el odio que ambos personajes se profesan. Con ellos, la directora venezolana recrea vivamente la confrontación que surge cuando los sueños del niño chocan con la visión realista y amargada de la madre. Rondón se centra en plasmar esa lucha, por lo que será el espectador quien deba extrapolar esta situación a la realidad de una sociedad venezolana aún cerrada y opresora. Sin embargo, el filme deja claro su enfoque de crítica al presentar una ciudad violenta, dura y sin oportunidades.
Júnior es Samuel Lange Zambrano. Su mirada ingenua ante las reacciones de su madre pero provista de orgullo para pelear por lo que quiere es su gran fortaleza. Rondón lo expone al juicio social de sus vecinos, haciéndolo caminar por los patios de esas torres de pisos mientras que, cuando la acción transcurre en el interior de la casa, la cámara se establece en la altura de la madre para demostrar que es ella quien manda dentro de esas cuatro paredes. Samantha Castillo encarna a esa mujer que se derrite cuando juega con su bebé pero que se torna pétrea al relacionarse con Júnior. Correcta en un papel que lleva al extremo el amor que puede transformarse en odio hacia un hijo que no camina por el trazado que imprime la sociedad.
Ganadora de la Concha de Oro en el pasado Festival de San Sebastián, 'Pelo malo' describe acertadamente tanto los dilemas interiores de los dos protagonistas como sus pugnas por imponer sus deseos, pero estira demasiado un hecho simple -la intención de Júnior de alisarse el pelo- para tratar de convertir una historia sencilla en una profunda crítica social.

Diario de Navarra / La séptima mirada

Entiendo que el cine "realista" es necesario, aunque no es disfrutable. Probablemente la película más dura que he visto en mi vida es "Alemania: Año cero" de Roberto Rosellini, paradigma del neorrealismo italiano, una película que genera infinita tristeza. "Pelo malo" (2013) de Mariana Rondón, ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián del año pasado se emmarca en esta corriente. En una Venezuela misera, una madre que es muy hija de puta se dedica a putear a su hijo, al que no quiere nada. Este cine es necesario y permite darte cuenta de que hay gente en el mundo infinitamente más jodida que tú.

Esta sencilla película no defraudará a los que buscan películas bien contadas y bien narradas.Gustará a los que busquen nuevos horizontes. Pero no gustará a los amantes del cine mas independiente. Esta bien relatada aunque hay que ver el trasfondo de la historia y no solo el pelo rebelde del niño. Un niño que solo quiere que su mama le quiera pero lo único que hace es que su madre lo rechace mas.