Haz click aquí para copiar la URL

Yo vigilo el camino

Drama El sheriff Henry Tawes, un hombre ya maduro, se siente hastiado del mundo en el que vive y recuerda con nostalgia su pasado cuando trabajaba en una zona rural de Tennessee. Sin embargo, su vida cobra un nuevo sentido al conocer a Alma McCain, la hija de un hombre que destila licor ilegalmente. El cambio que se produce en él es tan evidente que su mujer acaba dándose cuenta de que lo está perdiendo. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 6
Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia muchas veces contada, aunque no con la misma intensidad. Me parece un tratamiento excelente, el comienzo con las caras de la gente humilde, normal, y el mismo final, como si ante sus ojos se hubiera desarrollado una historia mil veces vista.
Peck es un actor de leyenda, maduro, intenso sin ser empachoso, con una dramiticidad espléndida. La chica es guapa, de esa guapura extraña, poco frecuente y a la vez muy normal. El guión y la trama están muy bien construidos. No es su mejor película, ni mucho menos, pero no me ha defraudado, antes al contrario.
ÁAD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sheriff Tawes (Gregory Peck, impuesto por Columbia Pictures ya que el director prefería a Gene Hackman), protagonista de la magistral Yo vigilo el camino (I walk the line, 1970), de John Frankenheimer, no lo vigila, está ausente, es un fantasma en vida, como aquellos que creía oír con sus hermanas cuando eran niños en esa casa que ahora es una casa en ruinas, como en ruinas está su vida. Nos es presentado de espaldas, mirando hacia lo lejos. La voz de la radio pregunta ¿Dónde está?. No está, no habíta su vida, de la que se siente distante, insatisfecho. El espacio en el que se encuentra es una presa, que contiene el agua, como él tiene contenidas, o más bien, retenidas, sus emociones, vagando cual espectro por la vida. Contención: es la estrategia narrativa de esta excepcional obra, que hace de esa presa emocional su aliento narrativo, pautado a través de gestos, miradas, acciones, aposentando una atmósfera emocional, la que nos refleja ese exilio emocional del sheriff Tawes (el guión de Alvin Sargent adapta una novela que así se llama, Un exilio, de Madison Jones). La fisura en la presa que se corporeiza como posibilidad de huida y liberación es la irrupción en su vida, cual aparición, de la veinteañera Alma (Tuesday Weld). Esa ruptura con una vida cautiva en la que se sigue ya como inercia la línea está bien ejemplificada en su presentación, como copiloto de su hermano pequeño que conduce, haciendo eses, por la carretera (motivo por el que los parará Tawes, aunque no les penalice ni detenga). Una travesura, inconsciente e irresponsable, pero a la vez no deja de ser una jubilosa despreocupación por salirse de las normas que ha suscitado la simpatía de Tawes, y que se manifiesta, en excelso detalle de gran cineasta, en la posterior secuencia de la cena de Tawes junto a su esposa, Ellen (Estelle Parsons), su hija pequeña, y su anciano padre, cuando tras mostrar cuán ausente está de su propia familia, desinteresado de los comentarios de su hija y su esposa, en su expresión, en el plano dilatado (precedido de un ligero movimiento de cámara) que cierra la secuencia, se esboza una sonrisa de divertimento evocando el encuentro con Alma (se añade, además, la sensación de que su rostro se anima, como si su alma hubiera estado embalsamada, y por ello hace tiempo que no hubiera sonreído).

Esa alegría, como si recobrara de nuevo su infancia, de recobrar la sensación de querer jugar con la vida, se conjuga, de modo admirable, con las sombras y dolores de quien ha perdido la costumbre de sentirse presente, y no quiere perder esa sensación de despertar. No quiere volver a caer en la entumecedora inercia del hábito y sentirse varado (falta de dinámica de vida tan bien reflejada en los títulos de crédito en los rostros de los lugareños de este pueblo perdido de la América profunda). Queda patente en la extraordinaria secuencia en la que Tawes enseña (comparte con) a Alma la casa en ruinas en donde vivió en su infancia, en donde juegan a los fantasmas entre los pasillos y recovecos, hasta que ella le sorprende sentado en lo alto de la escalera mirándola con una expresión de desesperación y temor, como un niño extraviado, que le dice vente conmigo. Ella se toma como una broma su propuesta de que se escapen, de que se marchen de esa trampa de vida a otro lugar, otra ciudad, porque realmente para ella él representa algo muy distinto de lo que ella representa para él. Ella sólo juega con él siguiendo las ordenes de su padre, para que de este modo el sheriff no tome medida alguna con la destilería clandestina de whisky. Es una manera de tenerle atrapado en una red. Pero huir del pueblo implicaría romper la red, y evidenciar la representación. El saber cuál es el planteamiento en la relación de Alma hace más dolorosos momentos como el citado de la secuencia en la casa, cuando Alma se enfrenta a ese desamparo vital de Tawes con el que a ella le cuesta lidiar ( empezando porque no logra ni entrever, ni comprender, un ápice de ese desgarro emocional de Tawes; más bien es algo que puede asustarla). Esa separación o distancia de Tawes con el resto queda bien reflejado en esa disonancia extrema con su mezquino ayudante, Hunnicut (Charles Durning), siempre a través de gestos y miradas, o en la secuencia del cine al aire libre, en la que Tawes con su familia y Alma con la suya ven una película de Jerry Lewis (todos ríen, excepto Tawes). Hay secuencias de un portentoso sentido de la condensación dramática, y el empleo de los movimientos de cámara: el travelling hacia el rostro de Ellen, incorporándose en la cama con un gemido desesperado, que ya sabe que la mirada (mente) de Tawes se ha alejado definitivamente de ella, cuando le oye salir en la noche, y el posterior, este de retroceso sobre los cuerpos desnudos de Tawes y Alma, con los brazos de él agarrándose al cuerpo de ella como si le fuera la vida en ello, como si fuera una boya que le salvara de ahogarse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de abril de 2007
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me puedo creer que la crítica diga que es la mejor película de Frankenheimer. A mi me parece una película lineal, sin mucho ritmo y sin sorpresas, con un final esperado, aunque se podía prever que iba a ser más dramático.
El recorrido que sigue el sheriff interpretado por Gregory Peck, es el de un hombre, un perdedor que se agarra a la última posibilidad de encontrar la felicidad, o mejor dicho, una vida distinta lejos de la monotonía que presidía su exisitir actual, pero que se equivoca en la elección, y todas sus ilusiones se derrumban tras acabar por traspasar todos los límites.
Un Gregory Peck demasiado maduro no arregla un film sencillo y sin pretensiones.
Lo que sí me ha gustado es la música, ese toque country le va al pelo a la película.
LUISMA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow