Sense8 (Serie de TV)

Netflix la plataforma de moda y que al parecer precursora del desplazamiento de la televisión como principal fuente de entretenimiento, ha continuado hacia la producción de series como parte de la oferta que demandan los suscriptores. "Sense8" es una apuesta más de la empresa y opta por ser incluyente para así ganar adeptos de cualquier latitud, raza, religión, profesión, preferencia sexual o posición económica.

La reunión de 8 personas ubicadas en distintas zonas geográficas del planeta serán el hilo conductor del serial, donde la distancia y las diferencias culturales no representarán obstáculo para la conexión mental entre unos y otros. Con un promedio de 60 minutos para cada episodio —por momentos insuficientes ante el número de protagonistas—, los Wachowski plantean a estos personajes en sus circunstancias, costumbres y cultura, con lastres de infancia, en el cual la interacción grupal les hará afrontar sus miedos, reconocer virtudes, capacidades y defectos, además de encarar los limites en las que por decisión propia se han colocado.

La trama va in-crescendo, dilucidando un thriller confuso de historias cruzadas que en lógica tiene aspectos no del todo acorde con las convenciones. Sense8 supera la apología sobre estilos de vida gay que muchos señalan, y refiere a la persecución de las minorías donde las mayorías pondrán todo a su alcance para mantenerlas al margen.

Lugares comunes de las distintas ciudades enmarcan la historia de sus protagonistas, se pueden ver templos, museos, restaurantes, hospitales, oficinas, calles, todo apegado al entorno y condiciones en que viven; la devoción y las lealtades juegan un papel importante en una serie que si no es redonda del todo, los directores hacen el esfuerzo por generar la empatía que te conduzca al capítulo 12, que si no resuelto, da pauta para su continuación.

Con respecto a la trama planteada en México, el tópico es acerca de la violencia latente sobre la gente gay y las mujeres, en un país rezagado en cuestiones de igualdad de género que imposibilita el ascenso a quien se atreve romper esquemas en su vida personal.  Lito, el actor de moda debe ocultar sus inclinaciones a sus allegados, pero sobre todo a la prensa, por lo que un desliz puede llevar al traste una carrera fructífera. Sin embargo Daniela y Hernando lo pondrán en una encrucijada, al desestabilizar las zona de confort, por lo que uno de éstos involuntariamente se sujetará a la violencia física de un cuarto en la escena. La trama expone nada nuevo, incluso se basa en muchos clichés, pero ha sido construida mucho mejor de lo que se espera, aunado a la figura femenina, donde Erendira Ibarra vuelve a sacar a flote a un personaje lo mismo que deshibido y a la vez doblegado.

Los creativos le apuestan a la inclusión, por lo que la productora ahora ve hacia los cuatro puntos cardinales para generar contenidos que no sólo atañen al norteamericano y empleados mayoritariamente como el aspiracional.

Acabo de ver los 12 episodios y simplemente tengo que decir que me ha encantado. Es una serie que explota un concepto novedoso y que está rodada magistralmente. Es una película de 12 horas y por lo tanto debe ser vista en su conjunto antes de evaluarla o devaluarla por ser lenta.
Los que le den una oportunidad y completen su visionado, disfrutarán de una calidad pocas veces vista en una serie de televisión.
El tiempo pondrá a esta serie en el top de las series míticas.

Lo tenía todo: una idea interesante, personajes muy diversos tanto culturalmente como en cuanto a sus opciones de vida, temas de actualidad como las drogas o la sexualidad... y se ha quedado en una serie pretenciosa y vacía.
Muy bonito el envoltorio, pero los personajes son ridículos y planos, algunas interpretaciones dan vergüenza y lo que no se salva de ninguna manera son las situaciones, a cual más inverosímil y carente de ritmo. La documentación cultural brilla por su ausencia y nos encontramos ante un crisol de estereotipos más repetidos que las lentejas; incluso en lo que más toca a las Wachowski, que es la identidad sexual y de género, sólo se ven topicazos baratos.
Una serie en la que el 90% es relleno, porque LOST metía flashbacks y te ayudaban a conocer al personaje y eran significativos para su desarrollo; pero aquí se trata de ocupar tiempo y que todo parezca muy profundo, cuando es en realidad caricaturesco e infantil.

Empecemos por lo de siempre cuando hablamos de una serie: ES MUY, MUY DIFÍCIL VALORAR UNA SERIE. Una película es una historia de dos horas que luego puede tener secuelas y precuelas pero es algo que puedes valorar como una unidad. En cambio una serie tiene temporadas y cada una tiene su tono y su calidad.

Estamos hartos de ver series con una primera temporada interesantísima y con un buen planteamiento que luego no es capaz de mantener el nivel en posteriores temporadas o incluso la cagan hasta el infinito (y más allá). La lista es interminable (“The walking dead”, “Héroes”, “Perdidos”, “Prison Break”, “Los 4400”…), pero el ejemplo más claro, y triste, es “Sense8”.

Las hermanas Wachowski nos presentan una espectacular serie con un guión de los que te absorben, actores y actrices jóvenes y guap@s que se pasan la mitad del tiempo sin ropa , una producción espectacular sin reparar en gastos y sobre todo sexo, mucho sexo, muchísimo sexo en todas sus vertientes, orientaciones, posturas, orgías, géneros y transgéneros. Un auténtico canto a la diversidad cultural, sexual, religiosa, política, de género e idiomática, con un alto grado de sensualidad y unas imágenes bellísimas que te atrapa y no te suelta.

Cuando estábamos alucinados con esa primera temporada la segunda consiguió que nos bajara un poco la erección, porque pasamos de una genialidad a una serie del montón. Vale que la primera es la que presenta a los personajes, su contexto y la base de la historia intentando descubrir por qué están conectados los ocho protagonistas y que en la segunda ya no existe el factor sorpresa, pero es que la primera temporada es espectacular, buenísima y totalmente interesante y en la segunda disminuye el interés y lo lía todo tanto que llega a ser confusa y te va perdiendo capítulo a capítulo.

Al finalizar la segunda temporada Netflix la canceló por su altísimo presupuesto, algo que se notaba en cada plano de la serie. Tú puedes gastarte una millonada en un capítulo de “Juego de Tronos” porque cuando se estrene sabes que vas a tener a medio planeta mirando la pantalla pero “Sense8”, aunque tenga una legión de seguidores, no deja de ser una serie minoritaria y poco rentable. Los fans presionaron para que se concluyera la serie y se rodó un capítulo final de 2 horas que resumía las tres temporadas que se quedaron en el tintero.

Y ahí llegó el problema. El capítulo final es soporífero, un tostón, no tiene ni pies ni cabeza y traiciona por completo las intenciones de la serie. Hay un momento especialmente espantoso cuando uno de los personajes recibe un disparo en la barriga y es salvado de manera surrealista con una especie de electroshock, te dan ganas de apagar la tele y dejar sin ver el resto.

Imagino que no es fácil condensar todas las ideas que tenías para tres temporadas en dos horas pero se podía haber hecho algo mucho más digno y sobre todo el final de ese capítulo infame es espantoso, pastelón, felicidad absoluta y subidón de azúcar con fuegos especiales alrededor de la Torre Eiffel (casi vomito). Sobre todo es muy patético el personaje de la madre de la trans, que no sabemos por qué consiente en asistir a esa ceremonia y encima de repente lo ve todo maravilloso sólo porque se ha comido un spice cake. Menos mal que sólo hicieron un capítulo, si llegan a hacer las tres temporadas en ese plan morimos todos del aburrimiento.

Peeeeeeeeeeeeeeeeero (siempre hay un “pero”), los últimos cinco minutos de ese capítulo son SUBLIMES. Sense8 no podía acabar de otra manera, con todos follando como cabrones y como si lo fueran a prohibir mañana. La última escena de la serie es una maravilla, una música preciosa acompaña al gran polvo final en la que hasta el indio soso se lo pasa bomba, sólo por esos cinco últimos minutos merece la pena tragarse ese tostón de capítulo.

Una primera temporada de 10, una segunda de 7 y un capítulo final de 3. Me da mucha pena, pero en conjunto no puedo darle más de un 6.

Me gustó mucho Matrix y me gustaron las dos secuelas (aunque no tanto). El Destino de Júpiter sólo me entretuvo. Esta serie me ha molestado.
No es sólo por tanta escena porno gay, que también porque una cosa es el uso y otra el abuso. Es que, teniendo tres o cuatro momentos interesantes, el resto de la serie aburre a las ovejas con tanto recrearse en gestos "con mensaje" y en secuencias en cámara lenta.
Igual es lo que buscaban los hermanes: deshacerse del público no-guay.