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El gran silencio

Documental En 1984 el director alemán Phillip Gröning pidió permiso a la Orden de los Cartujos para rodar una película en el interior de uno de sus monasterios. Le dijeron que era demasiado pronto. Quizás más adelante. Dieciséis años después recibió una llamada. Había llegado la hora... Los preparativos llevaron dos años, el rodaje uno y la postproducción dos más. Han transcurrido, por tanto, veintiún años hasta su completa finalización. El Gran ... [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
19 de junio de 2007
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo, el paso del tiempo, de las estaciones y todo envuelto en la rutina, una rutina escogida. La fotografía es maravillosa, ya no solo de los paisajes, del monasterio... capta imágenes monótonas, del día a día como la de una gota que cae, otra gota, otra gota, otra gota....
Paz, transmite paz, hay escena llena de alma, en la que en un principio solo se vé una lucecita roja al fondo, muy al fondo, la luz del sagrario, todo está en oscuridad, los monjes entonan sus cánticos y comienza a abrir la imágen hasta mostrarnos un cielo limpio, despejado, abarrotado de estrellas.. libre interpretación por supuesto.
Trabajo, duro trabajo, tranquilidad, conformidad con uno mismo, la recompensa del sacrificio (monje de la gran barba)... el director filmó una "mirada espontánea" de uno de ellos al tropezar... como puede transmitir tanto esa mirada?
Película para ver con los ojos muy abiertos e implicando todos los sentidos, los "ruidos" son magníficos, un monje-sastre cortando tela, creándo un hábito, el ras-ras de las tijeras, el agua, los pasos...
Una maravilla para un mundo en el que hay demasiado ruido
crissvm
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29 de abril de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película refleja casi como si fuera un documental la vida de los monjes cartujos en una Monasterio en los Alpes franceses.
El film hay que verlo desde una actitud de respeto y de fe religiosa porque es como viven unos modestos y sencillos en un monasterio. Estas personas han optado por abandonar toda la mundalidad de la vida de la mayoría de la gente para entregar su vida a Dios mediante la oración y el trabajo. Cada monje tiene que ejercer una función para que esta comunidad pueda prosperar. Unos se dedican a las tareas domésticas como comida, limpieza, carpintería, peluquería, etc., y en común hacen los rezos y los oficios religiosos.
Técnicamente la película es preciosa pues los paisajes y el aspecto exterior del Monasterio, situado en un entorno físico inmejorables, son pues muy atrayentes.
A veces siento una envidia sana pues los monjes, que abandonan el mundo exterior, muestran unos rostros tranquilos, humildes, lejos de la ambición de ganar dinero que es la rutina normal de la mayoría de los mortales.
Parece una vida sencilla, pero desde luego si no se tiene una fuerte vocación religiosa y una profunda creencia y fe en Dios, es impensable para una persona normal, pues los que tengan lo dicho anteriormente parecería una muerte en vida y una vida rutinaria hasta el extremo.
También se refleja en el film que la mayoría de los monjes son de una edad avanzada, reflejo del progreso del laicismo en nuestra sociedad occidental que antepone a la espiritualidad, el materialismo y el afán de ganar dinero, con la finalidad de hacerse y comprar todo tipo de bienes materiales y comodidades, olvidando no ya sólamente a nuestro Dios, sino cualquier tipo de creencia religiosa, que no nos sirve e incluso nos impide tener una vida dedicada a vivir mejor desde el punto de vista material.
CHUSO121
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2 de mayo de 2017
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Documental que se adentra en el monasterio que fue el primero de la orden de los cartujos, La Gran Cartuja, situada en la región del Ródano-Alpes a los pies de monte Grand Som.
No tiene una estructura narrativa clara más allá de querer mostrar el día a día de los monjes a lo largo de un año, que es lo único que queda claro, el paso de las estaciones.

Desde luego el documental resulta de lo más interesante si por tal se considera contemplar escenas cotidianas de la vida en un monasterio cartujo, una orden muy austera que dedica la vida monástica a la contemplación a través de la oración continua para llegar a un estado espiritual que aparece cuando se practica el silencio mental. La soledad es fundamental y para ello los cartujos se aíslan del mundo y de entre ellos mismos pasando muchas horas de oración diarias (hasta ocho he podido leer) en sus celdas individuales. Pero un monasterio también debe administrarse y la atención a los monjes, a las instalaciones, etc…, que para eso hay una estructura entre ellos entre los llamados padres y los llamados hermanos. Incluso la dificultad de llevar un silencio completo toda la vida se salva con algún momento semanal para el paseo con conversación fuera del convento durante unas horas o un momento anual también fuera del convento que dura todo el día. Parece que en el documental este último momento tiene lugar en las escenas de los monjes deslizando por la nieve.

¿Es posible saber todo lo anterior y otros muchos aspectos de la vida monástica de los cartujos, de su liturgia o del canto cartujano a partir del documental?

Al menos los cánticos sí se pueden escuchar pero la respuesta es, ciertamente, no. Y es el principal motivo de no tener una mayor consideración del film que, en mi opinión, solo se queda en interesante pues no soy persona versada en el tema. Lo que sí que ocurre es que el documental pica la curiosidad por tener un conocimiento más concreto de lo que se ha visto, porque lo que se dice didáctico, muy didáctico, el documental no lo es,..... ni lo pretende. Solo enseña lo que ocurre, en ocasiones como si se tratara de alguien que a los monjes espía o, en muchas ocasiones, procurando ser tan contemplativo como las escenas que muestra.Y es precisamente esta forma de mostrar que tiene el documental la puede ser un gran escollo dada su larga duración de más de dos horas y media. Así, al principio, todo resulta bastante fascinante para la vista interesada e ignota del tema. Ayuda, además, la belleza del lugar, el esfuerzo del cineasta por hacer encuadres interesantes, ceñirse a la iluminación natural o granular la película por la poca luz para conseguir un curioso efecto cuasi pictórico. Pero, llegando a la mitad del film, llegado el verano, todo lo que se ve y se está mostrando, todo se vuelve ya muy, muy repetitivo. Y se puede entender, porque la vida que llevan estos cartujos es lo que es y adentrarse en lo que sus mentes consiguen con la contemplación en su aislamiento no debe ser nada fácil, no es posible mostrar o ilustrar dado el formato elegido.
fresenius
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16 de agosto de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental y film a la vez. Es un cine ajeno y totalmente desconocido.
Durante los 101 minutos recorridos no se encuentra ningún dialogo. Philip Gröning solamente pretende que comprendamos la forma de vida de los monjes Cartujos. Es un cine totalmente espiritual y recorre todas las escenas y actos que realizan los monjes en el día día.
Obtener filmar estas escenas no fue del todo fácil para el director; ya que durante las grabaciones los Cartujos hacen su vida normal sin el uso de razón de que les están grabando constantemente. Gracias al esfuerzo de tantos días en el grande convento, se logra tener una replica de una vida poco corriente en la mayoría de ciudades, una vida de esfuerzo y penitencia.
cinemawell
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2 de septiembre de 2010
7 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice la leyenda que cuando llegó "El gran silencio" a manos francesas, no se sabía si calificarla de porno duro o de terror extremo. "Un filme n'el que nadie parle rien de rien!" le dijo François, el horrorizado distribuidor a Marie Polaine de Vetanzon, su señora. "Et quante temps durent?" preguntó inocentemente la buena mujer al o que François, con les yeux en blanc de puro shock, contestó: "DEUX HEURES. E le peour ¡c'est una coproduction française!"

Mientras François pensaba en qué clase de salopards, bastards y demás ralea de baja estofa pondrían dinero para financiar semejante traición a Francia, su esposa elucubraba por su cuenta.

Aunque Marie Polaine era la supervisora de un supermercado de barrio y no tenía gran interés o conocimiento del mundo del cine, comprendió a la perfección las implicaciones del pavoroso hecho: en el año 2005, iba a distribuirse en la France una película muda de dos horas. "¡Mon Dieu! ¡Con lo mal que lo pasamos con le cinema silent!" pensó Marie Polaine.

Aquella noche, François y Marie Polaine de Vetanzon no pegaron ojo.

Pero finalmente no fue tan grave la cosa. Como los monjes estos no hablaban, el público francés que fue a ver "El gran silencio" llegó al consenso tácito de que obviamente no podían ser franceses. Si no eran franceses, eran bárbaros y los bárbaros hacen cosas propias de bárbaros, como una peli de dos horas sin hablar y sin que nadie salga en bolas o fume Gauloises en ropa interior.

De este modo "El gran silencio" se convirtió en una de las películas más recomendables de la temporada: no ofendía a los franceses, emulsionaba el misticismo de los espirituales, agradaba visualmente a los estetas y procuraba dos horas y media de sublime aburrimiento a todos los demás, que se podían dedicar a coser el bajo de los pantalones nuevos, hacerle cariños al perrito o buscar con desespero una película para la siguiente ronda, a ser posible una peli francesa en la que hablasen sin descanso de un montón de cosas tan trascendentales como este coñazo supino de película.
Neathara
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