El estudiante

La crítica ha recibido con los brazos abiertos esta nueva producción nacional.
Un film sólido, compacto, arrollador.

Santiago Mitre posee el grandioso mérito de saber como mezclar los componentes que tiene a mano.

El Estudiante es la historia de Roque (o de cada "Roque" que esté pensando en incursionar en política), un muchacho del interior del país que llega a Buenos Aires para estudiar (es la tercera vez que lo intenta) y que se ve atrapado (apasionado) por la militancia política en la Universidad.

Las relaciones públicas le interesan más que la carrera, tiene carisma y ve una oportunidad para crecer en el aspecto dirigencial. Descubrirá pronto que no sólo hacen falta buenas ideas para sobrevivir. Cada gran líder tiene su talón de aquiles.

El film tiene varios aspectos fuertes.
Una historia muy sólida, sin fisuras. Un guión y diálogos maduros y directos.
Buena banda sonora acompañando. Agradable estética ochentosa que nos transporta a períodos nefastos.
Y aquí lo que creo yo, lo más potente del film. Pablo Trapero apadrinando, dándole esa cuota sombría al film y Mariano Llinas (el gran "cuenta historias") coescribiendo la historia.

Podemos ver como Llinas resalta en la ubicación de la cámara, siguiendo al protagonista como si la llevara en el hombro (al igual que Gust Van Sant), la voz en off imperfecta, desconocedora como el propio espectador, pero hipnótica, como ya la hemos disfrutado en Historias Extraordinarias. De hecho, El Estudiante cuenta con los dos actores de la sub-historia de Lola Gallo, hermoso interludio de Historias Extraordinarias.

Resumiendo, El Estudiante gana en solidez, recuerda a cine pasado, muestra grandes actuaciones y como si fuera poco, educa, con un mensaje final simple y directo.

Recomendado film argentino, de lo mejor del año en la Patagonia.

Excelente producción low cost, que no lo parece, de este director argentino desconocido en España. Es un thriller político sobre la ambición, la traición y el desencanto que producen las decisiones de un líder, con un esquema argumental que recuerda el de Los idus de marzo y muchos otros.
Explicaré la razón del título de este breve comentario:
Tan lejano: El estudiante resulta, para un espectador español, muy alejada en el tiempo, nos retrotrae a los años 70, la época de la contestación universitaria. Ahora los jóvenes se han despolitizado y lo que les preocupa son las ventajas del iPad sobre el aipud. El conjunto de la trama muestra una intensidad participativa, compatible con un descreimiento muy argentino, que es inimaginable en nuestra política profesionalizada.
Tan próximo. Uno se cree la historia mucho más que la de Los idus de marzo, por ejemplo, en la que, en mi opinión, la sensación de veracidad queda lastrada por la presencia de superestrellas como Clooney (por lo demás, un actor magnífico). La habilidad de la realización de El estudiante facilita que uno se crea la historia y la siga con interés, más allá de las dificultades por las referencias a políticos argentinos que aquí apenas conocemos. Esa capacidad de presentarnos como próxima una historia basada en datos tan alejados, es admirable.
Un film estimulante.

La película narra la historia de un joven estudiante universitario, progresista y comprometido por la causa, el cual se irá viendo enredado en un tela araña política a través de movimientos a pequeña escala, por hacerse con el liderazgo en el rectorado.

El ambiente universitario está muy logrado y realmente se disfruta con el compromiso del protagonista, descubriéndose como un prometedor político y un gran estratega en campaña por ganar adeptos. La película parece como una maqueta del sistema político, y si aquí bien se está luchando por el poder estudiantil, es un claro reflejo actual. El actor demuestra gran sobriedad dando vida a un personaje guiado por su deseo y pasión, y su escalada organizativa manejando muy bien los hilos y a quienes le rodean.

Si bien falta un poco más de profundización en las ideas que aparecen, la trama mantiene el ritmo en gran parte del tiempo, y se convierte en un relato entretenido y lleno de pasión y compromiso.

Inevitable que el cerebro se traslade a movimientos ciudadanos actuales. Recomendable.

La ópera prima de Santiago Mitre es realmente un muy buen film argentino. Filmada de forma muy correcta y acertada descripta por un guión convincente y de gran calidad, lo mejor de la película sin lugar a dudas. Esta historia sobre el estudiante Roque y su incersión en el mundo de la política estudiantil podría sonar algo tediosa y hasta aburrida, pero gracias al excelente guión y la firme mano del director Mitre se hace amena y entretenida, hasta permitiéndose toques de humor distribuidos en acertadas ocasiones. Y todo esto representado por un buen elenco actoral.

Mi impresión más inmediata sobre "El estudiante" es la de una gran obra, rodada con poco dinero, sin subvenciones oficiales, pero con un tema interesante, con un buen guión, y con muy buenas interpretaciones. Por desgracia, algunas partes de los diálogos, cuando éstos se mezclan con ruido de fondo o con música de fondo, me resultaban ininteligibles, en parte también por las particularidades de la forma de hablar de los argentinos.

Esta obra describe con emoción y autenticidad la politización de las universidades públicas argentinas, y el contraste, realmente sorprendente, entre la cochambre de los interiores de los edificios -las aulas, los pasillos, los despachos, los locales de las asociaciones- y la riqueza del debate político que hay entre todos los que están allí, tanto alumnos como profesores. Todo eso lo he conocido de primera mano, y es muy real, y muy creíble.

El protagonista, Esteban Lamothe, da bastante fuerza a su personaje, a través del cual se nos cuenta un proceso de maduración, de crecimiento: Roque Espinosa encuentra primero su vocación, y, después, su conciencia.

La música está muy ajustada al tono y al ambiente.

Este primer largometraje dirigido por Santiago Mitre plantea el posicionamiento de los jóvenes frente a la política, un posicionamiento ambiguo, como el del protagonista: posibilismo o rupturismo. Mitre disecciona la universidad dándole una especial resonancia, y convirtiendo esta institución en un microcosmos que permite explicarnos mundos mucho más amplios: Argentina, el mundo. Pese a ser un film rabiosamente argentino, es un film rabiosamente universal. Y una obra maestra.