Almas condenadas

Wes Craven, quién te ha visto y quién te ve. No es de extrañar que tu siguiente proyecto sea la innecesaria cuarta parte de ‘Scream’. Esperemos que no te cargues la saga. Al menos, esta ‘Almas condenadas’ no es tan mala como ‘La maldición’, aquel truño que estuvo a punto de desterrar al fango y destruir la leyenda de los hombres lobo. Algo es algo.

Pero vayamos en materia. ‘Almas condenadas’ es una película de buena factura, técnicamente correcta y con cierta acabado profesional, qué menos. Al margen de eso, se trata de una cinta adolescente de ¿terror? con cero originalidad, desarrollo desesperadamente aburrido y un sabor final de boca, para que andarnos con rodeos, bastante malo. Aunque su inicio es algo perturbador, con una escena de presentación fuerte, luego aparece el instituto, sus más que trillados protagonistas y todo a la mierda. La historia es lo peor de toda la película. Al margen de que cuenta con una previsibilidad alarmante, sus diálogos tienen el dudoso honor de provocar cierto sonrojo así como la poca cuidada sorpresa final. Con un par de sustos, disfraz en el lago, policías mosqueados, protagonista atormentado y 20 minutos de relleno adolescente, Wes Craven da por finalizada la experiencia. Al director de ‘Scream’ también se le ha olvidado crear cierto suspense, o escenas de tensión, por mucho que al final se destrozan muchas cosas y salen muchos cuchillos. La colección interpretativa de rostros adolescentes poco hace por subir el nivel de la cinta con un protagonista que poco transmite, más bien todo lo contrario. Prescindible y poco satisfactoria.

No me ha pasado nunca que recuerde, pero sí, así es me quede dormido viendo esta película. Típica película de terror adolescente, pero de lo más simple que he visto, no serviría ni para la sobremesa de Antena 3.

En fin, pagar 6 y pico por echar una cabezadita, me ha salido cara la película.

No es la mejor película de Craven, pero tampoco es tan mala como piensan/dicen muchos. Bueno, o yo estoy equivocado y he visto otra película. Vale, sí, no está para nada a la altura de grandes cintas de terror dirigidas por Wes Craven como la saga de Scream o la primera de Pesadilla de Elm Street, pero se deja ver. El tramo final va mareando la perdiz para ver quién será el asesino, y cuando crees saberlo, zas, sorpresa. Los actores hacen lo que pueden con el material del que disponen. Y menos mal que no la he visto en 3D, visionando el film en 2D Digital ya luce muy bien y se pueden percibir los presuntos (e innecesarios) efectos 3D. Yo le diría a Craven que se tomara un año sabático y volviera con las pilas recargadas. Se lo agradeceríamos. Con Scream 4 le funcionó la jugada, con ésta ha dado bajonazo. No estoy decepcionado, más que nada por haberme leído algunos comentarios que la tiran por tierra, pero podría haberlo hecho mejor. A destacar, la nueva colaboración del director con el compositor Marco Beltrami. Lo que sí me ha parecido curioso de ver y no recuerdo haberlo visto nunca durante los créditos finales, es la sucesión de las viñetas del storyboard de toda la película.

Un ícono del cine de terror de las últimas cuatro décadas vuelve a patinar.
El tambaleante Wes Craven vuelve, al igual que en Scream 4, a exagerar en simpleza, tanto que parece filmar en piloto automático.

Reciclado de ideas, escenas sin sorpresa, actores mediocres y una franquicia agotada.

Nuevamente la historia del asesino serial que muere y vuelve para buscar a los que lo jodieron.
Una vuelta de tuerca final, bastante previsible, está claro, que no alcanza para modificar lo que ya hemos visto.

No hay mucho por rescatar, aunque no es lo peor que hemos visto tampoco.
Aburrida (y eso es lo peor), sin mayores condimentos que la sangre, y sin demasiada revolución.

Ahi se queda, My Soul to Take, sin cambiar el futuro, aunque tampoco el pasado de este director que supo de tiempos mejores.

No tenía ningún tipo de expectativa al ver este film, pero como soy bastante miedosa pensé que incluso me llevaría un par de sustillos. Nada más lejos de la realidad.
Lo único que produce este film es risa. Me reía a carcajadas del argumento, de las terribles interpretaciones de los actores y de ese final tan absolutamente delirante.
No sé qué se le habrá pasado a Wes Craven por la cabeza para perpetrar semejante crimen hacia el cine de terror, pero la película es absolutamente abobinable.

Veánla para reírse, tómenla casi como una comedia, porque no da nada, pero nada de miedo de lo mala que es.

Mi nota: 2.5