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An Education

Drama. Romance Jenny, una atractiva y brillante estudiante de 16 años (Carey Mulligan) que vive en un tranquilo barrio londinense, sólo piensa en estudiar para poder ir a Oxford. Pero un día conoce a Brit (Peter Sarsgaard), un tipo seductor de 35 años, que la corteja con cenas elegantes, clubs y viajes con sus divertidos amigos Danny (Dominic Cooper) y Helen (Rosamund Pike). Así las cosas, las convicciones de Jenny se tambalean y se verá obligada a ... [+]
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Críticas 156
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este relato costumbrista pretende mostrar y hacernos pensar acerca de la condición de las mujeres de una determinada época. Aquellas primeras mujeres que fueron capaces de emanciparse de una forma de vida para la que parecían predestinadas. Lone Scherfig cuenta en su haber con películas de cierto interés en su carrera, especialmente, Italiano para principiantes y Wilbur se quiere suicidar, 2.000 y 2.002. Aquí no acierta a dar con la tecla de una visión personal e interesante.
El desarrollo de la historia es plana y no provoca demasiadas emociones porque los personajes no acaban de estar bien caracterizados. No se entiende la mayoría de sus decisiones y las que se entienden carecen de interés.
No existe nada personal en la forma de contar la historia, académicamente correcta, no se despega de la intención de mostrar esa evolución clave en la historia de las mujeres, no posee corazón suficiente para trasladarnos al drama que esas decisiones debieron de suponer para millones de mujeres.
La interpretación de Carey Mulligan y la dirección de Scherfig se detienen tanto en aspectos formales que pierden el porqué del sentido de la narración. Especialmente desafortunada, para mí, es el trabajo de Mulligan porque el personaje necesitaba una tensión y un dramatismo que no se puede demostrar utilizando unos tics que no son suyos y que recuerden de forma falsa a la gran Audrey Hepburn.
La decadencia de unos valores, de una época, de un estilo de vida no se puede contar a través de unos guiñapos que juegan a no ser ni una cosa ni otra escena tras escena. Demasiado obvia, demasiado fría, demasiado poco sentida.
nudodobleblogspotcom
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13 de marzo de 2010
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pequeñita, agradable y simpática película de iniciaciones adolescentes al sofisticado mundo adulto. En Inglaterra las hacen como churros (o scones) todos los años, pero a ésta le cayó nominación al Oscar y tendrá una carrera internacional un poco más larga que sus hermanas de estilo. Sin embargo, es una clásica película de domingo-por-la-tarde a acompañar con diversas guarrerías, no hay peligro, no se atragantará ni una palomita.

La educación del título en realidad son dos: por un lado se habla de la educación académica como tal y por otro, de la educación que se imparte en la escuela de la vida. Nuestra protagonista tiene que decidir sus prioridades: estudiar o vivir la vida loca con un sofisticado treintañero que la corteja. Entretanto, a disfrutar del trabajo del magnífico Alfred Molina, del Londres sesentero bien revivido, del talento en alza de Rosamund Pike y de las inteligentes puntadas con las que se hila un guión en cuya sencillez reside su encanto.

Carey Mulligan por otra parte sabe convencer con su personaje, aunque el deslumbramiento de la crítica resulta ridículo: no es precisamente una novata (se ha curtido con actorazos de la BBC desde el 2005) así que no sé a qué viene a cuento tanto "descubrimiento" cuando la chica está ya más que descubierta y tiene bien rebasados los veinte.

Del conjunto, lo que más sorprende es que por 300 libras se pudiese conseguir un cuadro de Burne-Jones en una subasta...¡dios!
Neathara
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22 de febrero de 2010
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con lo poco que a mí me seducen los dramas románticos pastelosos, “An education” había logrado cautivarme en su inicio. Le doy todo el mérito a la Mulligan, y, en menor medida, a Molina, ofreciendo papeles memorables. Luego viene la fotografía, de lo más destacable de la cinta. La banda sonora no esta mal, por cierto.

Y digo había, pero a medida que avanzó el filme, la sorpresa fue demeritando poco a poco su inacabado guión. Hasta un punto donde lo noté forzado, apresurado y torpe. Y es una pena, pues daba para mucho más. Esbozarte una sonrisa durante casi todo su metraje es algo difícil en estos tiempos. Lo es mucho más, si todo ese trabajo se debe a alguien en específico. La valoración pende bajo estos preceptos, o bajaría un par de puntos más y sería una peli del montón. Pero preserva los personajes sobre la historia, un acierto, creo yo.

Perdono sus defectos, a excepción de su desenlace, que lastra demasiado a la película como conjunto. Pese a ello no la castigo, porque los aciertos con los que cuenta brillan por luz propia, especialmente el de la protagonista. De una aura inmensa.

Y ver a Londres (sesentero) como escenario principal, of course.
El_Chacal_Beat
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14 de marzo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuál es la importancia del desenlacé o del final en una historia? . Yo creo que es determinante, porque te despierta la imaginación en determinar como serán esos personajes con sus conflictos en el futuro. Te deja el sabor de boca de que todo lo que has visto es coherente y responde a la lógica de un conflicto.
An Education tiene un planteamiento y un desarrollo absolutamente formidables. No sobra ni un punto ni una coma en unos diálogos absolutamente brillantes, con un subtexto, una doble intención y un leer entre líneas maravilloso.
Los personajes están perfectamente estudiados, se contraponen unos a otros, te anticipan que te pueden matar sonriendo. A destacar el personaje de directora nazi de Emma Thomson.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PRADASPAIN
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1 de marzo de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El paso por la escuela se considera indispensable. Saber que uno y uno suman dos o diferenciar el sujeto del predicado constituyen el primer escalón para un futuro que se nos pinta bien negro sin unos buenos estudios. Los títulos suman más en los currículums que la experiencia, de manera que uno los va acumulando como si de una colección de sellos se tratara. Y mientras hincamos los codos nos va pasando por delante la llamada escuela de la vida, esa para la que no existen ni certificados ni manuales. Esa en la que ni las ecuaciones ni el dibujo técnico nos sirven de guía. La que finalmente más va influyendo en nuestro destino.

An education plantea de manera soberbia el dilema entre la educación formal y las experiencias vitales, el que vive Jenny, una adolescente inglesa en plenos años 60. A un paso para ingresar en la prestigiosa universidad de Oxford, de repente se abre ante ella un mundo nuevo y atractivo totalmente alejado de las rígidas normas de su hogar. El encargado de abrirle los ojos es Brit, un hombre de 35 años que en menos de lo que dura un curso escolar le enseñará lecciones mucho más provechosas.

Carey Mulligan expresa a la perfección la ingenuidad de los años mozos. A pesar de contar con una madurez impropia de su edad, a Jenny nadie la ha prevenido de embaucadores con amplia experiencia en el arte de la manipulación. Sus excelentes notas en el colegio apenas le sirven en un aprendizaje mucho más subjetivo y complicado, el de la inteligencia emocional, para la que tampoco existen másters sino únicamente la acumulación de experiencias.

Mulligan, con 25 años, asume milagrosamente la inocencia de los 16. Los miedos, las inseguridades, las expectativas y las sorpresas de una etapa de aprendizaje se reflejan en su rostro con inusitada frescura, recordando por momentos a la Katie Holmes de Dawson crece, antes de que fuera abducida por la religión ególatra de Tom Cruise. De cara a la próxima y previsible edición de los oscars, sólo cabe decir que esta joven inglesa demuestra en 90 minutos de metraje una amplitud de registros más extensa que Sandra Bullock en toda su carrera.

Por último, el filme supone en conjunto un elegante cuestionamiento de los valores establecidos. La danesa Lone Scherfig (Italiano para principiantes, Wilbur se quiere suicidar) consigue reflejar en imágenes la difusa frontera entre educación y autoaprendizaje. Una lección suficientemente importante como para buscarle un lugar en nuestra lista de experiencias vitales.
polvidal
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