Dallas Buyers Club

Dallas Buyers club está ubicada en ambiente western, envuelta en una corrosiva vida de excesos y estrafalarios personajes amadores de la vida sin razón. Las drogas, el sexo, la estafa y el rodeo visten la carrera de un hombre común que ha perdido sus objetivos y que no repara en las consecuencias de una mala administración de su vida (cuerpo y mente). Es una clara muestra de la capacidad del ser humana para acomodarse a las situaciones haciendo uso de su sentido de supervivencia. No hay nada que importe más –aunque conlleve muerte- que sacarle provecho a lo que pasa después que deje algo de dinero.

De alguna manera convence sin necesidad de pretenderlo. Sus principales le aportan al vestuario –enumerando con justicia- un realismo que le costó una estatuilla y así mismo sus representaciones atravesaron el prisma de Newton dando clínica de actuación.

Es una carrera con la vida desde el umbral de la muerte, una burla incesante y guiños atrevidos que divierten al dejarse entender como una película de mensaje directo.

No es la gran historia, pero si una buena película y unas actuaciones explosivas.

Aplausos para Matthew y Jared.

Estamos ante la última propuesta de las nominadas a la mejor película de los Oscar,s de este año en llegar a las carteleras españolas y esto en este caso en particular es algo que le beneficia ya que llega con tres premios, al mejor maquillaje, actor secundario (Jared Leto) y mejor actor principal (Matthew McConaughey) y es en este último donde está el mayor estímulo para ver esta película porque no vamos a negar que antes e incluso después de que se supiera la resolución del premio era lo que levantaba mayor controversia, el duelo interpretativo entre este y Leonardo Di Caprio que sorprendentemente para muchos acabo llevándose Mathew, una sorpresa lógica ya que aquí en nuestro país aún no habíamos podido ver su actuación y la de Leonardo Di Caprio era colosal.

Centrándonos en este duelo interpretativo nadie puede negar que la actuación de Mathew está a un gran nivel gracias en parte a un personaje físicamente en una situación extrema y en una situación bastante dramática, lo que en Hollywood suele llamarse un caramelo de personaje especialmente creado para ganar premios (Ton Hanks en “Philadelphia”, Charlize Theron en “Monster”, etc…) pero que en mi opinión está por debajo del trabajo realizado por Leonardo Di Caprio, la verdadera actuación que pienso que sobresale y emociona en la película es la de su actor secundario Jared Leto y es la combinación de ambas la que da fuerza a la historia y nos deja los momentos más dramáticos, divertidos y emotivos del film.

La película toca un argumento delicado sobre todo en Norteamérica ya que el tema de la sanidad, los medicamentos y la forma de abordar cierto tipos de enfermedades es algo más sensible allí que en otros lugares, pero la película es valiente y nos muestra el lado más sórdido de la enfermedad (sida) y las consecuencias de esta pero a medida que la trama avanza esta va perdiendo fuerza y sobre todo en su parte final se hace un poco larga.

Por lo que no estamos ante una de las mejores entre las nominadas pero tampoco de las peores, una película que se sustenta en la actuación de su dúo protagonista y es ahí donde recae su mayor virtud y acierto.

Este síndrome lo han padecido muchas películas durante toda la historia del cine, pero es últimamente cuando más casos se están dando.

El síntoma es claro: cuando a dicha película le cambias el actor/actores principales; el filme puede bajar la calidad. Como ejemplos podemos encontrar: Nebraska (Bruce Dern), El Lobo de Wallstreet (DiCaprio), 12 años de esclavitud (Chiwetel y Fassbender), y algunas otras... Entre las cuales se encuentra Dallas Buyers Club.

Dallas Buyers Club es uno de los afectados más graves que he visto últimamente. Obviando a Matthew y a Jared, que al final de la crítica les reservaré un apartado para ellos solitos (se lo merecen), ahora voy a centrarme en la película en sí.

La primera parte es muy energética, y sorprende como llegas a conectar y a vivir la situación del protagonista, con planos muy logrados de los rodeos, y algún que otro gag durante esta primera parte en donde el protagonista puede ser muy excéntrico y cómico. Desde más o menos la mitad de la película hacia delante, esta va perdiendo interés por varios motivos:

-los planos tiemblan demasiado como si el que estuviera sujetando la cámara estuviera borracho. Quizá intentaba dar ese ambiente "desordenado" de la vida del protagonista Ron, pero acaba cansando.

-el argumento se centra demasiado en el mundo farmacéutico (cosa que no interesa demasiado) dejando a un lado los intereses y el carisma del protagonista.

-Al protagonista no se le saca todo el partido que se le puede sacar, y queda como una sombra de lo que era en la primera parte, parece como si Matthew tuviera que hacer todo el trabajo para sacar su personaje adelante.

-El ritmo se vuelve MUY inconstante con avances de la historia energéticos e interesantes y depresiones muy lentas que hacen que se pierda el interés.

Pero en esta película no son todo contras.... como pros podemos encontrar a los actores:

-Matthew McConaughey (Ron Woodroof): Lo primero que sorprende de este papel es lo conseguido que está el aspecto demacrado y poco cuidado de Matthew, delgado, marcas de cansancio... increíble. La interpretación: SUBLIME, con un toque de sobreactuación que lo hace muy convincente, lleva a su personaje a los límites de la locura y le aporta ese remache de homofobia y hostilidad que resulta en muchas ocasiones cómico y todo un espectáculo verle actuar; es el pilar mas fuerte de esta película y por lo que merece la pena verla.

-Jared Leto (Rayon): El cantante de 30 Seconds to Mars deja con la boca abierta con ese dominio de los gestos y esa forma de caminar que en ciertos momentos de la película, te descubres convencido fervientemente de que es un travesti. En la versión original puedes apreciar el acento y el tono que aprovecha el cantante en su voz para sacar su lado afeminado. ¡Chapó Jared!

como conclusión decir que entre los dos actores, y salvando los primeros tres cuartos de hora y alguna escena donde el protagonista hace gala de algún comentario despectivo pero realmente divertido, la película es interesante y entretenida, pero deja que desear.

Sólido drama sobre el sida basado en hechos reales que se diferencia de otras historias inspiradoras y ejemplarizantes debido a la personalidad (en principio poco ejemplar) del damnificado protagonista: un texano rudo, homófobo, drogadicto, estafador, pendenciero, putero y sinvergüenza que, al serle diagnosticado un sida terminal, consigue dar con una eficaz droga alternativa que comercializará de manera alegal con la colaboración de un transexual también seropositivo.

Los oscarizados Matthew McConaughey y Jared Leto se lucen en esos demacrados papeles, con mención especial para Leto por ser especialmente difícil y meritoria su arriesgada, compleja y sensible encarnación del transexual Rayon. La relación entre ambos, en principio interesada, va dando paso a un respeto y a un aprecio sinceros (eso sí, mariconaditas las justas).

El montaje es muy eficaz dinamizando la función, hasta el punto de que no se nota que es una película hecha con cuatro perras.

Magnífica película que nos cuenta que no somos más que peleles en un mundo donde sólo importa el dinero, ganar mucho dinero, no importa a costa de qué, únicamente Quijotes solitarios plantan cara a los gigantes y en muy raras ocasiones consiguen pequeñas victorias. McConaughey y Leto están con el papel de su vida, realmente espléndidos, sin fisuras, los personajes van evolucionando, son seres con muchas aristas, la vida fluye y ellos evolucionan, en definitiva, son seres humanos.