Amadeus

Así es el que depositó gran talento en Mozart pero no en Salieri, el personaje protagonista de Amadeus (1984), ganadora del Oscar a mejor película. Dirigida por Milos Forman, relata la vida de uno de los músicos más importantes de la historia a través de los ojos corroídos por la envidia de su principal admirador.

Por Nicolás Bianchi

Amadeus es una biografía doble, porque cuenta la vida de dos personajes, y a la vez una obra con un contenido musical que ocupa buena parte de las tres horas de duración del corte del director. El drama se combina con las óperas y los distintos conciertos que brindan Mozart y Salieri. Es también la historia de un hombre, tal como lo presenta la narración, elegido por Dios y otro sin más talento que el suficiente para apreciar la obra de su colega.

La condena de Salieri (F. Murray Abraham), compositor de la corte del emperador, es poder valorar la obra de Mozart (Tom Hulce), cuyo talento es inalcanzable. La película cuenta la vida de ambos desde la perspectiva, atravesada por el rencor y la envidia, de Salieri, quien se vale de distintas artimañas para minar la carrera del genio. El guión está adaptado de una obra teatral de Peter Shaffer.

Salieri, ya anciano y enfermo, cuenta su relación con Mozart a un cura en un hospicio. Consumido por el delirio y la egolatría el personaje ve siempre a Dios como el gestor tanto de su desdicha como del don de Mozart. A su vez, el talentoso músico austríaco es caracterizado como un joven inmaduro, burlón y propenso a los excesos, que bien podría reflejar a una estrella de rock de los 80. Vanidoso, glamoroso y completamente ajeno a los problemas de su tiempo al punto de insistir frente al emperador José II (Jeffrey Jones) que su obra solo busca hablar del amor sin ninguna ligazón con la política.

Amadeus cuenta con un despliegue musical extraordinario que le sirve para recrear conciertos, óperas y operetas (las variantes más populares). La edición del sonido es brillante y sumamente didáctica. Cuando los personajes componen sus obras, para lo que cuentan solo con tinta, papel y su cabeza, se entienden a la perfección los distintos componentes con que las integran.

El drama se apoya en el contraste entre los personajes. Salieri es un hombre de modales refinados, acorde a la corte imperial, mientras que Mozart vive despreocupadamente junto a su mujer Constanze (Elizabeth Barridge), siempre cómplice de sus andanzas. La presencia esporádica de su padre Leopold (Roy Dotrice), un hombre de rigidez prusiana que busca que el compositor abandone Viena y se reintegre al séquito del arzobispo de Salzburgo, es solo una amenaza.

En vez de centrarse en la música y su belleza, que se refleja en las secuencias musicales, la narración dramática desarrolla la ruindad de Salieri, quien consciente de su mediocridad intenta hasta el último instante apropiarse de al menos un alijo de la grandeza de su colega. Pero todo queda guardado bajo llave, en un aparador de vidrio. Por designio de Dios o por las acciones de los hombres, a Mozart le corresponde la grandeza y a otros personajes el más impiadoso olvido.

Está disponible en iTunes y también se consigue online. Contacto: [email protected].

Adaptación de la obra teatral de Peter Shaffer, con un guion escrito por el propio dramaturgo, “Amadeus” no sólo es una de las mejores películas de los 80, que ha sabido envejecer muy bien, sino también un grandioso espectáculo visual y sonoro, un festín para los sentidos y una prueba de que comercialidad y calidad no tienen por qué ser incompatibles. Si la película fue sobradamente premiada con ocho oscars, entre ellos al actor F.Murray Abraham en el odioso papel de Salieri, hay que reconocer que la interpretación de Tom Hulce en el de Mozart raya a parecida altura. Toda una reconstrucción lujosa de la Viena del XVIII, pero también un agudo estudio sobre una de las pasiones más humanas: la envidia. Según la película, Salieri fue el hombre que, en su alma torturada, más odió a Mozart, pero también fue quien más admiraba y amaba la música de Mozart; la amaba más que a sí mismo.

El director Milos Forman realizó en 2.002, ofreciéndonos el montaje original del filme, con un perfecto sonido y con secuencias que no fueron vistas en su estreno; en total, veinte minutos más de duración que se agradecen.

Lo mejor.- La coreografía, el inteligente guion, la ambientación, la interpretación de los dos actores principales; y, por encima de todo, … la música de Mozart.

Lo peor.- Le sobran minutos.

La secuencia.- La impresionante representación del “Don Giovanni”, recién fallecido el padre de Mozart.

La frase.- “Yo podré ser vulgar, pero mi música no lo es” (Mozart al Emperador).

El título.- Tiene un doble sentido: Por una parte, es el segundo nombre de pila de Mozart. Por otro, la palabra significa “amado de Dios”; ése es el drama de Salieri, que no acepta que Dios haya preferido a Mozart dándole la genialidad que a él no le ha concedido.

Premios.- Ocho Oscar: película, director, actor, guión, sonido, decorados, vestuario y maquillaje.

Poco puedo agregar a todo lo que se ha mencionado de esta "obra de arte" cinematográfica, las locaciones, los escenarios y el vestuario son imponentes, el guión acompaña muy bien todo lo que se cuenta y la música es soberbia.

He perdido la cuenta de las veces que he visto está película que es inagotable y atemporal, no se trata solo de una película con una fuerte presencia musical, sino que también aporta y mucho una mirada íntima de los personajes principales.

Mi critica es muy buena, la recomiendo y sugiero dedicarle el tiempo para disfrutarla.

Me considero un cinéfilo empedernido y pocas películas me sorprenden de lo mucho que he visto. Algunas me gustan por el guión o la fotografía o los vestuarios o la calidad de los intérpretes y algunas, las que considero Magnas por la suma de todos esos elementos. Lo que me ocurre con Amadeus es único, pues no solamente me adentra sin problemas en una época si no que me mete dentro de la cabeza de un personaje principal, Salieri. La irónica interpretación de F. Murray Abraham me introduce a un infierno interior donde con micro gestos cargados de mil matices veo al personaje amar y glorificar, arder y consumirse. Una lucha incansable del amor hacia la música y el odio más mezquino hacia el productor de esta. Un estudio de la envidia como jamás he visto. Tom Hulce no está nada mal pero su personaje es construido para que Salieri se pudra por dentro.
¿Cómo es posible que una persona trivial tenga un talento descomunal?¿Por que Dios ha elegido a alguien que no valora lo que hace fácilmente y yo, Salieri, trabajando tanto me cuesta mantenerme en la cima y, maldito por ese Dios, ver como un DON DIVINO descomunal, que parece que solo yo percibo, me enseña que todo el trabajo de mi vida es mediocre y no merezco estar donde estoy?.

Salieri no confiesa la muerte de Mozart, lo que hace, ya mayor, es confesar algo que no ha dicho nunca a nadie, y esto es que ama profundamente la música de Mozart. Esa es su confesión, algo que nadie le ha oído jamás.

Película CUM LAUDE. Interpretación de F. Murray Abraham CUM LAUDE.(el ritmo y lo relajado de la vejez es diferente a la altivez de juventud). Todo lo demas de 10.

Milos Forman construye un laberinto mental y nos enseña la destrucción de dos personas.
La redondez del título es ya de traca.

Impresionante reparto, decorado, vestuario, música (como no), guión y sobre todo el tempo de la película, frenético cuando debía y agonizante en el momento necesario. Por poner un pero, la risa exagerada de Tom Hulce. De obligado cumplimiento para los amantes del cine. El inicio de la película, los 5 primeros minutos, me parece de lo mejorcito del cine. Como colofón, un F. Murray Abrahams sobresaliente.