Sobre lo infinito

About Endlessness (2019), Sobre lo infinito en castellano y Om det oändliga en su idioma original, presenta una constelación de pequeñas escenas, a modo de viñetas, en las que se expresa algún pesar, aunque, afortunadamente, hay insertas otras que funcionan a modo de descanso entre la tristeza y la desazón.

Por Nicolás Bianchi

El director sueco Roy Andersson despliega en About Endlessness una serie de viñetas o micro historias en los que se cuenta el pesar de distintas almas desgraciadas. Lo hace por medio de distintos planos fijos en los que suceden las modestas acciones de la película. El film también cuenta con una muy económica narración en primera persona, pronunciada por una angelical voz femenina, que presenta mínimamente lo que el espectador ve.

Como si fuera un espíritu que pasa por la tierra la voz dice, por ejemplo, ‘vi un joven que todavía no había descubierto el amor’, mientras en una escena que quizás no alcance el minuto se ve en pantalla a un muchacho que queda estupefacto ante la presencia de una mujer que riega una planta en la vereda y que nunca se da cuenta de que está siendo observada.

Dentro de la lógica de la película ganan las historias que tienen varios pequeños episodios. En la que quizás sea la más lograda, un sacerdote atraviesa una crisis de fe. Primero sueña que es crucificado y repudiado por su pueblo, y luego concurre a un médico para intentar obtener ayuda en su via crucis personal. La angustia es tal que su vida se ve alterada de una forma que para el personaje es insoportable.

Sin dudas las más ásperas viñetas son las que tienen que ver con distintas situaciones relacionadas con la guerra, en las que un condenado a muerte pide piedad, un regimiento derrotado marcha hacia un campo de prisioneros y, por último, se muestra un momento en el ya derrotado búnker nazi. ‘Vi un hombre que pensaba que iba a conquistar el mundo y se dio cuenta de que iba a fracasar’, dice la narradora. Hubo en el cine miradas más severas sobre el nazismo.

El efecto de las narraciones es dispar. Algunas son incómodas como una visita al odontólogo mientras otras rozan el ridículo. Andersson no se anima a dejarlas fluir hacia el humor, aunque sea muy negro, y mantiene siempre la cadencia espiritual de su narrativa. Las secuencias más livianas, en las que unas jóvenes bailan frente a un grupo de marineros, o en la que unos estudiantes descubren las leyes de la termodinámica, aquello de que la energía nunca se pierde sino que se transforma, son remansos necesarios entre tanto sufrimiento.

Lo que resulta extraordinario en About Endlessness es la fotografía. Al ser todas escenas tomadas con una cámara fija una parte importante del visionado de la película consiste en recorrer esas imágenes y observar todos sus componentes. La textura que logra Andersson es extraordinaria. Se trata de una película que contrasta los dobleces del alma con el despliegue de una belleza visual, en el que, junto con los personajes, se puede disfrutar, por ejemplo, del vuelo de los pájaros en uno de los últimos días del verano. La vida, más allá de las penas espirituales, es también eso.

Quizás el director más trascendental de los últimos 20 años. Se entiende que, mientras el público analfabeta busca entretenimiento banal y desenfrenado entre millones de títulos industrializados pero a menudo insípidos y de mal gusto, pocos entienden los altos propósitos y alcances del cine, así como pocos serán los seguidores de su honesta, siempre humana, honorable y sensata filmografía. Agradezco inmensamente a Andersson por su obra y a los espíritus libres que comparten por permitirnos a algunos pocos, el deleite de tan suculenta obra.