Ángeles y demonios

He seguido la trayectoria cinematográfica de Christopher Walken durante muchos años, y debo decir que aunque ha encarnado un sin número de papeles, a cual más indie, como denominador común, este de Gabriel es el que más logrado tiene.

Es un ángel inconformista, no mala persona, pues lucha por lo que cree mejor, tiene claro lo que debe de hacer, quiere glorificar a Dios más que a nada, pero los demás lo sacan de quicio.
No confía en la humanidad, y con razón, a los que llama "monos" en una burla continua con su referencia a Darwin.

Pero no entiende los ordenadores, por lo que siempre necesita a un moribundo para retener su vida y que le ayude tecnológicamente hablando.

Tan realista es Gabriel, que no puede evitar caer bien, pida lo que pida, porque hace gracia, su texto es el mejor, y realmente ni se gana tanto con él ni se pierde tampoco.

Es una pena la muerte de tantos ángeles, pero esta primera ha sido realmente fuerte en cuanto a las visiones de ángeles en guerra que ha tenido el joven.
Pero cuenta la realidad, con el antiguo sacerdote Thomas mirando para dar testimonio.

Humano contra ángel. Ángel contra ángel.
Esta trilogía de Widen, indie pero fiel a las escrituras, con una riqueza vívida de personajes, injustamente relegada al olvido, y con actores de plantel como son a lo largo de los diferentes volúmenes, Virginia Madsen, Jennifer Beals o Viggo Mortensen, junto a "Constantine" relata como ninguna otra las diferentes caras de las profecías y su gran valor a la hora de interpretarlas, como los ángeles o los demonios se comportan y cual bando elegirán para la batlla del final. Rica en iconografía, textos apócrifos, lugares diseñados especialmente entre edificios vetustos para dar la imagen de profeta de siglos.

Buena trilogía.

Thriller de misterio, mal orquestado, con mezcla de elementos de miedo y fantasía. Christopher Walken encarna a una criatura que viene a La Tierra a cumplir una oscura misión.

La película es simplemente lamentable. Cuando una película es mala, cuando tiene un guión ridículo, lo que termina de rematarla es la pretenciosidad. Y “Ángeles y Demonios” es una película pretenciosa, que plantea al buen tun-tun unos temas con los que juega a los dados en una exhibición de total incompetencia.
Si hubiera que salvar algo sería únicamente la música de David Williams. Pero tampoco es para enmarcarla, la verdad.