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Cerrar los ojos

Drama Un célebre actor español, Julio Arenas, desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se llega a encontrar su cadáver, la policía concluye que ha sufrido un accidente al borde del mar. Muchos años después, esta suerte de misterio vuelve a la actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que participó, rodadas por el que fue ... [+]
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2023
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé como valorar esta película... Al ser de Erice tira para atrás el enjuiciarla y eso no conviene tampoco. Su primera media parte me ha enganchado sin problemas pero, mientras iba avanzando, se me hacía más 'cotidiana' y diría que hay escenas que no aportan demasiado y podían haberse eliminado sin perjudicar a la historia (por ejemplo las del huerto, aunque tiene una bonita canción original de "Río Bravo" y eso también cuenta...). O sea que lo tomas o lo dejas, el peaje es el peaje y ya en algo se redujo porque el metraje original era nada menos que de cuatro horas, ejem... Están muy bien los actores (Coronado, Manuel Solo a quién tiendo a confundir a veces con Morón) y me alegro de volver a ver en pantalla a Mario Pardo, inolvidable Maximiliano Rubín en "Fortunata y Jacinta" y de quién nunca olvidaré esta frase que un día me brindó: "Maxi fue un regalo de la vida".

A lo que íbamos, "Cerrar los ojos" y esos homenajes velados y/o referencias a "El embrujo de Shanghai" (película que él nunca llegó a rodar -lo hizo Trueba con resultados irregulares- pero de la que sí escribió el guión basado en el libro de Marsé), "Ordet", "El espíritu de la colmena", etc, pero, sobre todo, a lo que representa el cine -ahí ya con los ojos abiertos- y especialmente también a la diferencia o matiz que existe entre desmemoria y conciencia porque conviene apelar a la segunda para recuperar sentimientos, emociones, lo que sea...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rebeca
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2 de octubre de 2023
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
NO CUMPLE EXPECTATIVAS
Sin duda, Víctor Erice es uno de los grandes directores del cine español en el siglo XX, teniendo varias obras maestras en su haber.
Salvo que haga lo que viene haciendo Clint Eastwood, que sin duda morirá con las “botas puestas”, es lógico suponer, dada su actual edad, que esta es su despedida.
Con toda seguridad ha querido hacerlo con otra obra maestra, pero, lo siento, no le ha salido.
El metraje es demasiado largo para el argumento que desarrolla, hay mucho envoltorio de diálogos innecesarios para lo que la historia da de sí, ya que la miga es escasa.
Esto hace que el desarrollo de la película resulte lento y en determinados momentos un poco tedioso. Hay personajes como el de Lola, sobre el cual nos preguntamos qué aporta realmente a la historia, salvo rellenar el tiempo de proyección y la biografía de los personajes principales.
Aun con todo y a pesar de los momentos un poco plomizos, la película mantiene el interés del espectador.
Juegan en su contra, el hecho de que la estética de las imágenes y el estilo del relato argumental parecen anclados en los años ochenta del siglo XX. Da la impresión de que el director no ha sabido evolucionar y saltar esa brecha de cuarenta años que media entre sus exitosas películas y esta última.
A favor, la calidad de interpretación de los actores, que es indiscutible. Incluyo a todos, pero especialmente a Manolo Solo y José Coronado.
Sin duda mi puntuación de 6, es por ellos. Elevan la nota. (4+8=12). Y promediando, 12:2=6
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexis
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1 de octubre de 2023
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien sabéis, Víctor Erice es el ser mítico Malick-style por excelencia del cine español, a pesar de haber realizado solo tres películas o quizás gracias a ello. Este es su cuarto largometraje y a juzgar por la edad (>80) y ritmo de entregas (1973-1983-1992-2023) parece que será la última, aunque nunca se sabe (ver de Oliveira).

Me comentaba una amiga que en su cine local no está programada, y sí otros prodigios del cine que comparten día de estreno como «Los Mercen4rios» y «Saw X». Podría decir que es una vergüenza y que para una película que saca Erice en 30 años se debería proyectar en todos los cines de España pero no sería más que una pataleta de viejo cascarrabias tirando a snob. Simplemente se siente tristeza por un tipo de cine que está desapareciendo enterrado en latas de celuloide.

La película es reposada como todas las de Erice, si bien menos que el «El sol del membrillo» y juega a su favor un elemento de misterio. Se puede resumir como una sucesión de conversaciones alrededor del paso del tiempo, la memoria y el poder del relato. Obviamente es mucho más, si queréis pasar un casi tres horas de relajada contemplación la veis. También os digo que os puede pasar lo mismo que a un ínclito crítico de cine que no hace falta decir quién es: «Soy incapaz de sentir nada grato. Tampoco me irrito demasiado. No sé qué es peor, si la indiferencia o el encabronamiento.»

A mí me ha congratulado especialmente que en la primera escena aparece un tablero de ajedrez mal colocado, cosa habitual y normalmente irritante pero en este caso es una jugada magistral. O no, quizás es el mismo error de siempre pero es lo que tienen las leyendas, uno proyecta sus ilusiones en ellas.

Dentro de un buen elenco apuntad esto: José Coronado premio Goya al mejor actor de reparto.
eristuff
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5 de octubre de 2023
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuve el placer de ver en pantalla grande “Cerrar los ojos”, de Víctor Erice. He sido un gran seguidor de su obra como director y pensar que un señor de ochenta y tres años ha vuelto a estrenar un largometraje de ficción en solitario sin haber estrenado ninguno en los últimos cuarenta años me ha plantado como espectador frente a un abismo al que seguramente Erice es ajeno a lo mucho que se jugaba por volver con un listón puesto por los cielos. ¿Nos hemos perdido a un genio del cine? Después de ver “Cerrar los ojos”, yo diría que lo hemos ganado.

En un mundo intoxicado de muchas más imágenes de las que somos capaces de procesar del que ya nos habló a través de los televisores que iluminaban los hogares bien abastecidos por el Pirulí en su indispensable largometraje documental “El sol del memebrillo”, asistir a la narración de una historia tan fascinante como la de “Cerrar los ojos” me ha resultado hipnótico. Sus casi tres horas en ningún momento se me han hecho largas ni han puesto a prueba mi paciencia porque no podía creerme cómo estaba viendo narrar con calma una historia tan llena en su mundo interior. Si “El viaje de Chihiro”, de Hayao Miyazaki, me recordó en algunos momentos lo que es leer a Gabriel García Márquez, Erice me ha recordado a Jorge Luis Borges o a William Faulkner, con ese protagonista retirado del cine que viaja taciturnamente en busca de su amigo desaparecido además de actor principal en su segunda largometraje como director, algo que le hizo abandonar su antigua profesión de realizar películas, haciendo que se refugie en la escritura, las traducciones y el bourbon en lugar de los brandy’s de Omero Antunutti en “El sur”. El cine de Erice sigue lleno de vida, lo ha estado siempre. Sigue teniendo cosas fascinantes que contar y sigue demostrándonos que sigue poniendo en práctica fascinantes maneras de hacerlo.

Sería muy extenso detenerse en la sencillez, en la madurez y en la poesía que desprende la puesta en escena de Víctor Erice, con esa matrioska de guión escrito junto con Michel Gaztambide. Qué decir de su reparto, donde Manolo Solo, Jose Coronado y Mario Pardo han realizado las que creo que son las mejores interpretaciones de sus respectivas carreras. Qué decir de la presencia hipnótica de Ana Torrent, a quien al inicio de la película Erice le regala uno de los mejores primeros planos de la misma, un merecido regalo que nos conecta directamente con la niña de “El espíritu de la colmena”. La delicadeza de la dirección de fotografía de Valentín Álvarez, la elegancia en la dirección artística que hace que el Rincón Marinas nos recuerde a La Gaviota de “El sur”, el bellísimo uso de los silencios y de unas mezclas de sonido que saben prestar atención a los detalles y que al igual que Erice saben que el mar está hecho para los grandes narradores.

Hay otros dos apartados cuya maestría también me gustaría situar porque cabría la posibilidad de que pasasen desapercibidos, y es que en contra de lo que piense mucha gente esto es algo muy común en las mejores películas de la historia del cine. Por una parte está la breve partitura musical compuesta por Federico Jusid demostrando cómo en una historia como ésta no hay nada como acariciar con delicadeza sus imágenes en lugar de aporrearlas, técnica tan extendida en el cine contemporáneo. Por otra parte, está la labor como montadora de Ascen Marchena en un trabajo de ritmo complejísimo debido a la precisión con que está llevado, demostrándonos cómo un ritmo lento no equivale a aburrimiento, algo que sí puede ocurrir con uno vertiginoso si la película no es buena aunque dure la mitad de ésta. La conjunción de la música y del montaje nos recuerda lo importante que es dicha conjunción para hacer avanzar la narración y una vez más, para hacer que la emoción a transmitir por el director en ese momento de la película llegue intacta a sus espectadores.

Como ya sucediese en mi mediometraje documental favorito de toda la historia del cine, “La morte rouge”, del propio Erice, y también en el resto de su excelsa obra, el autor de “El sol del membrillo” nos vuelve a colocar frente al poder de la imagen igual que a sus protagonistas y nos recuerda el valor de la experiencia colectiva del cine, en lugar de estar enchufados a un televisor que nos suministrará la dosis ideal para anabolizarnos en nuestra soledad y a la hora que sea para convertirnos en las abejas de la colmena en lugar de individuos con personalidad en busca de nuestra libertad, en una trampa tendida por el poder, por el neoliberalismo y el consumo de la que renegarán hasta sus más firmes detractores, todo ello sin reconocer en ningún momento la deuda que nuestra sociedad tiene con el cine y con su historia. ¿Por qué ser o transcender cuando simplemente podemos existir? Tal vez esa sea la pregunta que Erice se haya hecho durante todos estos años mientras se agrandaba su leyenda al margen de su realidad como ya nos mostró John Ford en su imprescindible “El hombre que mató a Liberty Vallance”, cuando quizás no estaba destinado a ser un cineasta prolífico sino a ser uno que cuando tiene algo que contar procura hacerlo y que si ve que no va a poder hacerlo como él quiere prefiere volver a hacer un corte de mangas al mundo como el del personaje de Jose Coronado en “Cerrar los ojos”. Erice y su mirada, siempre pacientes, sensibles, tanto como cuando Martin Scorsese se centra en Mick Jagger cantando al inicio del concierto de “Shine a light”, pasando del resto de los componentes de los Rolling Stones porque sabe que al hacerlo está mirando, la verdadera esencia del cine. Obra maestra.
Stanley
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20 de octubre de 2023
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy decepcionante Erice en esta película. Erice es capaz de escribir un guion acerca de la evanescencia y rodarlo, pero ‘Cerrar los ojos’ demuestra su total incompetencia para escribir y rodar una película con argumento factual.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fco Javier Rodríguez Barranco
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